El último
viaje del pícaro
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - En la pasada Feria del Libro vendieron
la novela El paseante Cándido, ganadora del Premio Novela de la UNEAC
(siglas de la organización gubernamental Unión de Escritores y
Artistas de Cuba), y se agotó. Presentado por Ediciones Unión e
impreso en el año 2001, este libro parece correr la suerte del pícaro
protagonista.
Alguien podrá decirme que novelas de pícaros se acumulan en
los estantes desde hace mucho, pero el pícaro cubano del 2000 está
novelado con ingredientes muy actuales: marginalidad, informalidad, juicios
ajenos a la moralina tradicional, temas considerados por muchos como tabúes.
Como cualquier otra novela de pícaros, es una novela de acción
y de sexo (también dos ingredientes muy comercializables). Como cualquier
otra novela picaresca que pretende trascender el milenio, goza y retoza con
ejercicios intertextuales que guían al lector por el camino del arte para
¿rendirle homenaje?, ¿crear un túnel de resonancias a partir de
la construcción de una metáfora del arte? Algo así es
definitivo, y es que Jorge Angel Pérez (Encrucijada, 1963) invirtió
bastante erudición libresca en esta novela que se lee como un cuento.
En las 284 páginas del libro, la voz del protagonista no cesa de oírse.
¿Narcisismo oral? No sólo eso sino también físico. El
ego del personaje abarca la medida de su talla y se yergue con la misma
animosidad con que las erecciones de su pene cortan el aire. Así es de
cierto, hay suficiente adrenalina en toda la novela.
A mi entender, aunque le proporciona "picante", le quita
profundidad al diseño del personaje, quien en realidad está más
solo que el pene en medio de la pelvis.
Resulta pues que la soledad sí pudo ser un tema esencial bien
contundente en medio de esta feria de personajes y de alusiones.
El tema de la homosexualidad masculina, la cárcel, la homosexualidad
femenina reprimida han sido ya tratados en la literatura cubana con mayor o
menor suerte. En lo concerniente, se espera aún el tratamiento de este
tema, tabú hace unos veinte años o más, hoy tan presente
como fórmula de éxito, sin estar asociado al morbo, a lo escabroso
del sexo, a la represión individual y colectiva, porque hay tendencias
recientes que se mueven a aceptarlo de manera diferente a la tradicional.
En definitiva, es un libro bien escrito con indudable pasión por los
libros bien escritos donde, al parecer, el personaje despliega el lema
publicitario de una corporación cubana del presente: "Lo mío
primero". Donde además se aprovecha la herencia sainetera del vernáculo,
el aporte de las fuentes clásicas y arroja una mirada pícara a
casi todo el mundo. Porque no "todo el mundo" admite en Cuba aparecer
en la picota pública que es el escenario de una novela.
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