Girón:
recuerdos y pensamientos
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - No sé por qué este
aniversario 42 de la batalla de Playa Girón trae a mi mente tantos
recuerdos y pensamientos. No sé por qué desde el 15 hasta el 19 de
abril casi me ha obsesionado este hecho de armas, donde más de 150
compatriotas murieron en defensa de ideas políticas.
Para el gobierno de Fidel Castro siempre es, en su propaganda política,
"la primera derrota del imperialismo yankee en América Latina".
Para los derrotados sólo tengo por decirle cuánto agradecería
la oportunidad de leer los libros por ellos escritos, para enterarme de la visión
de los vencidos.
Dice un refrán, no exento de razón, que la Historia no es más
que la versión de los vencedores. Pero en este caso los derrotados
quedaron vivos para hacer el cuento. Por lo menos "su cuento". Y el
gobierno de Fidel Castro ha hecho y hace todo lo posible para que ese lado de la
colina -al decir de historiador Basil Lidell Hart- no sea olfateado por el
cubano común.
Cuando la batalla de Playa Girón ocurrió sólo tenía
siete años de edad. Mis dos mayores recuerdos personales,
inevitablemente, son éstos: una semana antes del inicio de los combates
visité junto a mis padres el lugar de los hechos, por entonces uno de los
centros turísticos inicialmente concebidos para cubanos y hoy devenidos más
bien exclusividad de extranjeros. Me veo una tarde soleada paseando por un
rompeolas que me dio la impresión de estar caminando sobre aguas marinas.
El otro recuerdo combina tragedia y sainete. Una noche de los días
guerreros, en La Habana, un avión realizó un vuelo por la ciudad
que fue respondido por un vendaval de artillería antiaérea. En mi
casa, la familia reunida, se desató el terror. Las luces se apagaron y no
sé cómo fui a parar debajo de un armario donde, teóricamente,
no había espacio para mí. Todavía hay en mi familia quien
se pregunta cómo pude introducirme debajo de aquel mueble, porque para
sacarme de allí hubo que levantarlo en peso.
Así, a lo largo de estos años, he considerado esta anécdota
como ilustrativa de lo que pudiera llamarse "mi natural vocación
para las armas", la cual siempre me ha hecho pensar que algún día
los cubanos nos avergonzaremos de este pedazo de nuestra convulsa historia
nacional. Pensemos, pensemos todos en el episodio: miles de compatriotas
enfrentados, dispuestos a matarse los unos a los otros, y más de un
centenar de familias enlutadas. Esa es la verdad desnuda, el real significado
del cacareado heroísmo de la batalla de Playa Girón. De un lado, y
del otro.
Por dondequiera que se le mire, el balance de la batalla sólo ofrece
la evidencia de una suerte de incapacidad nacional para dirimir conflictos políticos
en forma pacífica. Quizás desde la prueba de esa inmadurez como
nación, hoy tan presente como ayer, podamos los cubanos arribar a los orígenes
de algunas de nuestras francas imbecilidades patrias, dicho sea con todo el
respeto hacia la memoria de los grandes perdedores de ambos bandos, no otros que
los muertos y mutilados.
Por ello, la batalla de Playa Girón, su recuerdo, siempre me invita
al ejercicio de la duda metódica. Más cuando en estos días
de conmemoración sufro, junto a todo un pueblo, un bombardeo de
propaganda cuya intención directa es hacerme declinar esa invitación
a meditar. Pues sepan los intencionados que no me voy a dejar joder. Como nunca,
que la batalla de Playa Girón me haga pensar en estos valores: paz,
libertad, pan y derechos humanos, en toda su intrínseca universalidad e
indivisibilidad.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|