Los derechos
humanos y la política exterior del gobierno cubano
Miriam Leiva
LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - Si en Cuba no se violan los derechos
humanos, ¿por qué el gobierno se exalta ante el cuestionamiento
internacional y los convierte en tema principalísimo de su política
exterior y de la campaña ideológica interna?
El tema de los derechos humanos ha tensado las relaciones diplomáticas
y amenazado los vínculos económico-comerciales con muchos países,
algunos con peso significativo, como Canadá, España y demás
miembros de la Unión Europea, y otros como la República Checa, ex
aliado del campo socialista que pasara a la democracia y cuyo presidente, Václac
Havel, es un antiguo activista de los derechos humanos que sufrió
persecución y cárcel.
No obstante las irrespetuosas diatribas que de tiempo en tiempo han lanzado
los representantes del gobierno cubano cuando se les llevaba la contraria, hasta
fines de la década de los 80 no tenía mayores repercusiones para
ellos pues al fin y al cabo contaban con el apoyo de una superpotencia: la URSS.
No importaba cuán aparentemente aislado en el ámbito
internacional estuviera el gobierno cubano si contaba con el apoyo político,
económico y militar de todo el campo socialista. El se unía para
la causa común de defenderse contra los reclamos del resto del mundo, a
fin de que permitiera a sus ciudadanos ejercer sus derechos a la libertad de
expresión, reunión, asociación, prensa...
Pero ya han transcurrido unos doce años desde que la situación
internacional se modificó radicalmente. Los países del bloque soviético
no existen. La Guerra Fría desapareció. El mundo del siglo XXI
vive la globalización, y la solución de los problemas internos y
las controversias externas demandan una nueva aproximación. La democracia
constituye un elemento esencial para avanzar en ese sentido, así como
alcanzar el desarrollo socio-económico. Ciertamente, la no solución
de las carencias existenciales y las violaciones de los derechos humanos pueden
causar explosiones sociales que llegarían a irradiar en zonas enteras,
con probables repercusiones en todo el mundo. Es interés de toda la
comunidad internacional evitarlo.
En este contexto, el gobierno de Fidel Castro convierte en un problema de
principios la preocupación internacional por los derechos humanos en Cuba
y se niega al escrutinio. A pesar de que asegura su respeto, se ha lanzado en
una campaña ofensiva desenfrenada contra muchos países y en
particular aquellos de su área geográfica con los que se llegó
a restablecer relaciones diplomáticas luego de un prolongado proceso.
Incluso, en el caso de Costa Rica sólo existe a nivel consular.
El aislamiento parece ser su estado masoquista preferido, al punto de
propiciarlo hasta cuando se han logrado vínculos económicos y
negocios conjuntos, especialmente en el prometedor turismo.
Cada año, meses antes de la celebración en Ginebra de las
sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, o sea, durante el
proceso de negociación de la propuesta de resolución sobre Cuba,
el gobierno lanza improperios que ponen al borde del colapso hasta las
relaciones diplomáticas. Se acusa irrespetuosamente de agentes del
imperialismo estadounidense a cualquier país que ose cuestionar la
situación, que denote interés en patrocinar el proyecto del
documento o de votar a favor de éste.
A comienzo de 2002, México alcanzó lugar principal en las
imprecaciones gubernamentales en el contexto de la visita de 24 horas del
presidente Fox a Cuba. Durante marzo y abril de este año, se han sucedido
las ofensas contra Uruguay, Argentina y Costa Rica, y llegaron a acusarlos de
genuflexos ante Estados Unidos de América. Por esto Uruguay llamó
a consultas a su embajador y analiza el futuro curso a seguir en los nexos
diplomáticos con el gobierno de la isla.
Con posterioridad, se puso a Perú en entredicho, pues se sabía
que estaba inmerso en negociaciones de un proyecto de resolución sobre
Cuba y que el presidente George W. Bush había tratado el asunto durante
su visita a Lima. Los anuncios de La Habana pretendían crear una difícil
situación interna al gobierno de Perú.
En Cuba se acusa a esos países de tener violaciones de los derechos
humanos. Es probable. Salieron de dictaduras y regímenes antidemocráticos
hace unos años. Erradicar las malas prácticas toma tiempo. La
conciencia de esto se evidencia en la existencia de Defensores del Pueblo y
otros mecanismos en muchas naciones latinoamericanas, en un ambiente propiciado
por los gobiernos y la sociedad civil.
Si en Cuba no hay violaciones de los derechos humanos, habría que
preguntarse por qué no se permite el acceso a las cárceles a la
Cruz Roja Internacional, las Naciones Unidas y organizaciones no
gubernamentales.
¿Acaso no es una violación de los derechos humanos la prohibición
de entrar y salir del país propio a cualquier persona que lo desea,
cuando lo desee?
¿Por qué los cubanos no tienen derecho a poseer sus propios
negocios, a no ser las limitadas licencias a trabajadores por cuenta propia en
una cantidad pequeña de labores?
¿Es justo que los cubanos no puedan disfrutar de los centros turísticos
y hoteles, aún teniendo dólares para pagarlos? Estas instalaciones
son exclusivas para extranjeros.
¿Cómo catalogar la inexistencia de libertad de expresión,
prensa, reunión y asociación?
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