Derechos
humanos: la cantaleta de siempre
Tania Díaz Castro
LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - Mientras se acercaba la fecha para que
la Comisión de Derechos Humanos se reuniera en Ginebra, ya la prensa
cubana desataba una campaña contra toda persona que en el mundo
civilizado se manifestara a favor del respeto de los derechos humanos en Cuba.
La colega Juana Carrasco, de la televisión oficialista, calificó
de "la cantaleta de siempre" al tema de los derechos humanos no sólo
analizado en Miami, capital del exilio cubano, sino en cualquier país del
mundo que se preocupa por la mayor de las Antillas.
¿Quiso decir la colega que se trata de una regañina continuada,
algo que se repite pesadamente? Es comprensible. El gobierno de Fidel Castro ha
sido acusado como violador de los derechos humanos en muchas ocasiones. Por
tanto, el tema de los derechos humanos debe resultar insoportable, sobre todo,
porque para respetar estos derechos el régimen tendría que cambiar
de faz, de esencia, de estructura, lo que equivale a desaparecer totalmente.
Recuerdo como si se tratara de ayer a aquel grupo de hombres y mujeres del
pueblo, lidereados por Ricardo Bofill Pagés, cuando se dio a la tarea de
iniciar la lucha por los derechos humanos. Finalizaba el año 1987. Meses
después todos fuimos calificados de "cucarachas, por aquí y
por allá" por el máximo líder del gobierno cubano, el
mismo que en una entrevista ofrecida a la revista Bohemia en 1959 expresara su
promesa solemne de no tolerar injusticias.
De aquel pequeño grupo original organizado en el Comité Cubano
Pro Derechos Humanos, que no pasaba de quince personas, surgió lo que se
denomina hoy el gran movimiento de derechos humanos a lo largo de todo el país,
compuesto por organizaciones, partidos, periodistas y bibliotecas
independientes.
Estamos, no hay dudas, frente a una oposición pacífica que sólo
tiene 14 años de experiencia, en medio de un régimen totalitario
con 43 años en el poder, un régimen de acción y vocabulario
agresivo, que a través de su burocracia política es propietario de
todos los medios de producción, algo que hasta hoy ha resultado
inoperante e ineficaz.
Sí, entre los gobernantes políticos cubanos, el tema de los
derechos humanos ha de sentirse como una cantaleta difícil de digerir
cuando se tienen los oídos destupidos, los ojos abiertos y encima de todo
hay culpa.
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