CUBANET .INDEPENDIENTE

3 de abril, 2002


Embargos cubanos: consensos y disensos

Manuel David Orrio, CPI

LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - Más de una vez surge la polémica, que parece enredarse en un tema no tan bizantino. ¿Qué es primero, qué daña más a Cuba y a los cubanos, la política de sanciones económicas unilaterales de Estados Unidos de América a la isla o el embargo a la ciudadanía, férreamente mantenido por el gobierno de Fidel Castro?

Llama la atención esta polémica, cada vez más frecuente en la medida en que la política estadounidense hacia Cuba aparece ante los más como anacrónica y desacreditada, a juzgar por votaciones de Naciones Unidas y otras hierbas. Lo curioso: hoy por hoy, la oposición hacia ella parece encabezada por una minoría del Congreso de Estados Unidos, digamos que en plena batalla "en las entrañas del monstruo". Minoría en aumento, muy motivada por concretos, precisos y materiales intereses, pero con firme política que avanza trecho a trecho enarbolando los ejemplos de China y Vietnam, recordando a cada minuto que los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre invitan a mirar hacia la otrora Perla de las Antillas más como posible aliado frente a amenazas globales que como el coto personal de un minúsculo enemigo.

Difícil, desde Cuba, determinar el origen de estos consensos y disensos como isleño y como foráneo. Por lo pronto, sí se observa al interior del movimiento disidente cubano una apreciación del problema que parece haber revolucionado en dirección de restar importancia al peso específico de la política de sanciones estadounidenses. Ejemplo de ello lo ofrecen las versiones de 1999 y de 2001 del Manifiesto Todos Unidos, considerado por los más como el documento principal redactado en Cuba, a propósito de las Cumbres Iberoamericanas, y desde la oposición a Castro.

Todos Unidos, en 1999, presentó un categórico pronunciamiento acerca de esta cuestión de pesos y medidas al expresar: "No apoyamos ni pedimos medidas de aislamiento desde el exterior hacia Cuba. También recordamos que mientras estemos aislados por el propio orden político y económico que rige nuestro país, es falso pensar que los cubanos se beneficien o participen dignamente en las diversas formas de relación con las instituciones oficiales cubanas".

A continuación, el Todos Unidos de 1999 manifestó: "Por eso, quien quiera actuar con coherencia moral respetando nuestra soberanía y siendo solidario con Cuba, debe demandar siempre por igual el cese del embargo y la apertura democrática dentro de Cuba".

Separo con toda intención ambos pronunciamientos porque en el Todos Unidos de 2001 aparece textualmente reproducida la primera cita, pero la segunda no. Esta es sustituida por un texto referido al Proyecto Varela, calificado en el documento como un paso de "continuidad en un camino que la inmensa mayoría de la oposición interna se trazó desde que se proclamó en el Manifiesto Todos Unidos, en noviembre de 1999, su determinación de conquistar los derechos para todos los cubanos por las vías pacíficas, con espíritu de reconciliación y liberación".

Según datos del Buró de Información del Movimiento Cubano de Derechos Humanos, el Manifiesto Todos Unidos de 1999 fue firmado por 51 organizaciones disidentes y en el 2001 logró sumar 143 rúbricas similares, para así demostrar que el "no apoyamos ni pedimos medidas de aislamiento desde el exterior hacia Cuba" ha ganado considerable terreno entre los opositores al interior de la isla.

Si tal percepción del problema se sabe fortalecida por el aislamiento internacional en que se encuentra la política de Estados Unidos hacia Cuba, ¿cómo se explica que se haya omitido el decidido párrafo de 1999, donde se elevó a la altura de "coherencia moral" el "demandar siempre por igual el cese del embargo y la apertura democrática dentro de Cuba"?

¿Acaso ya no es "coherencia moral" decir en el 2001 lo que sí se afirmó en 1999?

¿Qué ha cambiado para que uno de los dos embargos "pese" más que el otro?

El gobierno de Fidel Castro sigue "embargando" los derechos políticos y civiles -principalmente- de los cubanos; el de Estados Unidos, para sólo citar un ejemplo, el fuero natural de los estadounidenses de viajar a Cuba, sin contar de la paradoja significada por el que ciertas acciones de la disidencia interna sean coartadas por legislaciones estadounidenses como la de poner topes al envío de remesas a la isla. Por ello, la pregunta en pie: ¿Qué se gana con preterir a uno de los dos embargos?

Ambos reales, por cierto.

Fuentes: Palestra Cívica, números 16 y 23.


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