¿Motivaciones
económicas o políticas?
Moisés Rodríguez Valdés, Grupo Decoro
CABAÑAS, abril (www.cubanet.org) - Le daré el beneficio de la
duda a la afirmación tan repetida por la oficialidad de que parte
importante del ininterrumpido éxodo de cubanos tiene motivaciones de tipo
económico.
Además de los ganadores de diversos sorteos de visas estadounidenses,
funcionarios, deportistas, intelectuales, artistas, profesores universitarios,
trabajadores, colaboradores de todo tipo no regresan a Cuba al término de
sus funciones o contratos. También hay salidas furtivas en balsas,
llamados "ilegales" por acá, bodas por conveniencia, por
supuesto emigratoria. Todos estos métodos tienen un denominador común:
lograr un nivel de vida decoroso a partir del esfuerzo propio o de la iniciativa
laboral.
¿Qué condiciona, propicia el abandono de la tierra propia, donde
presuntamente existe un proyecto social superior, por sitios extraños,
donde predomina un proyecto social supuestamente en crisis terminal?
¿Qué causa que gente que sólo persigue mejorar su calidad
de vida y la de los suyos huya del oficialmente bautizado "paraíso
de los trabajadores", en el que imperan los "logros sociales" y
donde "cada quien se dice que recibe según su trabajo", para
someterse voluntariamente a la "explotación del hombre por el hombre"
y a la inseguridad social propia de un sistema agónico?
Ignacio Agramonte y Loynaz viene desde el pasado y responde a estas
interrogantes con su discurso en la Universidad de La Habana, ése que
pronunció el 22 de febrero de 1862.
Agramonte expresa: "La centralización hace desaparecer ese
individualismo cuya conservación hemos sostenido como necesaria a la
sociedad. De allí al comunismo no hay más que un paso; se comienza
por declarar impotente al individuo y se concluye por justificar la intervención
de la sociedad en su acción destruyendo la libertad, sujetando a
reglamento sus deseos, sus pensamientos, sus más íntimas
afecciones, sus necesidades, sus acciones todas".
Mientras la "utopía subsidiada" fue tal, y aún
durante el período de pérdida de la credibilidad de esa utopía
y decrecimiento de esos subsidios, el paternalismo fue el instrumento que
permitió refrenar las tendencias a la huida de integrantes de la sociedad
cubana.
Finalizados ambos, o sea, utopía y subsidios, e imposibilitado el
instrumento, se hizo imperativo para la nación, para los individuos
lograr los medios de subsistencia a partir de la capacidad, iniciativa o
esfuerzo propios, pero la nación ha permanecido en crisis permanente
desde 1990 y sostenida principalmente por los recursos económicos que
aportan las remesas familiares enviadas por los "explotados" a los "liberados".
Cuba sigue estancada y comprometiéndose su futuro, sin soluciones
para el presente ni garantías para el futuro. Demasiados individuos sólo
ven solución inmediata y viable en la partida a tierras donde su trabajo
valga como medio de proporcionar no sólo la subsistencia, sino una
calidad de vida acorde al propio aporte al bien común.
Sólo el abandono de la actual centralización (léase
totalitarismo) por parte del gobierno podría detener la estampida y
permitir el desarrollo de la nación y los individuos, pero ello sería
negar la esencia misma del sistema, del gobierno nacional, y no es lo esperado
conforme a su inmovilismo.
Demos paso nuevamente a la disertación de Agramonte: "El
gobierno que con una centralización absoluta destruya ese franco
desarrollo de la acción individual, y detenga a la sociedad en su
desenvolvimiento progresivo, no se funda en la justicia y la razón, sino
tan sólo en la fuerza, y el Estado que tal fundamento tenga podrá
en un momento de energía anunciarse al mundo como estable o imperecedero,
pero tarde o temprano, cuando los hombres, conociendo sus derechos violados, se
propongan reivindicarlos, irá el estruendo del cañón a
anunciarle que cesó su letal dominación".
Siendo así, cabe preguntar: Las motivaciones, por las cuales los
cubanos se van de su país, ¿son económicas o políticas?
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