Una
trompetilla al jefe de Estado
Tania Díaz Castro
LA HABANA, abril / www.cubanet.org - Hace algunos meses leí en la
prensa nacional que un joven de Estocolmo lanzó un pastel contra la cara
del Rey Carlos Gustavo XVI de Suecia, en presencia de cientos de personas,
cuando el monarca, acompañado de la Reina, visitaba el parque natural de
Getterona, al este de ese país. Decía además la nota que el
fiscal encargado del caso informó a la prensa que el joven atacante, de
16 años de edad, podía enfrentar una sentencia de hasta seis años
de prisión.
Releída hoy esta noticia me hace recordar una vieja anécdota
relacionada con el día que conversé por primera vez con el poeta
Heberto Padilla. Todo ocurrió allá por el año 1964 ó
1965. Un grupo de poetas ofrecíamos recitales en centros laborales de
ciudad Matanzas, actividades organizadas por la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba (UNEAC).
Mientras esperábamos el ómnibus para regresar a La Habana,
coincidimos en un pequeño merendero de una fábrica los poetas
Heberto Padilla, Belkis Cuza Malé, Rafael Enrique Marrero y yo.
Heberto habló de la libertad y yo, ni en aquel momento ni después,
comprendí el significado de sus palabras. Pero lo cierto es que no
olvidaré jamás lo que dijo: "Me gustaría vivir en un
país donde pueda lanzarle una trompetilla al jefe de Estado cuando pasa
en su auto por mi lado, y que no me lleven preso. ¡Eso es libertad!"
Por aquellos años no era raro enterarse que alguien cumplía
prisión por expresarse mal del jefe de Estado. Hasta el que soñó
que le había dado muerte pasó años en una celda. O aquel
otro que, por hablar mal del socialismo en una cola de la heladería
Coppelia, estuvo condenado a dos años de prisión. A éste le
sé el nombre, los apellidos y donde vivió hasta su muerte.
Pero como el amor es ciego y sordo. En aquellos momentos -lo confieso- no
comprendí el alcance de las palabras de Heberto Padilla, el concepto que
tenía de la libertad. Años después, él mismo sufrió
un proceso policiaco maquiavélico por lanzar trompetillas desde su casa
al régimen y, por último, se vio obligado a marchar al exilio,
donde murió libre hace algunos meses.
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