¡Que
trabajen los enfermos!
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro / CubaNet
LA HABANA, septiembre - Cierta frase jocosa que se escucha con frecuencia en
Cuba expresa: "Si el trabajo es saludable, que trabajen los enfermos".
Esta expresión absurda permite apreciar la pérdida del valor que
tiene en la isla el trabajo.
Quien transite temprano en la mañana por los pueblos y ciudades
cubanas podrá comprobar en los rostros de la mayoría de los que
caminan o esperan por el transporte, la expresión de quienes llevan una
pesada cruz. En ellos no hay entusiasmo, porque van a desempeñarse en
trabajos en los cuales no se sienten realizados.
Varios son los factores que provocan esa actitud. Uno de ellos es la falta
de vocación con que tantos trabajadores desempeñan sus labores. Lo
que deshumaniza el trabajo, lo convierte en aburrida obligación.
Son minoría los cubanos cuyo empleo corresponde con su auténtica
selección personal, pues la generalidad fueron asignados, ubicados,
trasladados, siempre por razones ajenas a los intereses del trabajador.
En Cuba existe el llamado servicio social, por el cual los profesionales
deben trabajar no menos de un año, después de graduarse, en
aquellos lugares que les asigne el Estado. Esta medida resulta muy impopular
debido que limita a los recién graduados, quienes no pueden iniciar su
vida laboral de acuerdo a sus preferencias.
El llamado servicio social también influye en la familia del
graduado. En ocasiones parejas que se forman durante los años de estudio
se ven obligadas a vivir alejados unos de otros, situación que llega a
provocar rupturas.
La falta de estímulo material es otro de los motivos de la
desvalorización del trabajo. Con los salarios que paga el Estado cubano
ni aún los profesionales pueden obtener vivienda, automóvil ni
viajar al extranjero, tampoco visitar las instalaciones turísticas del país,
porque éstas cobran sus servicios en dólares.
En medio de este escenario, se debe tener en cuenta que el trabajador cubano
no dispone de sindicatos que promuevan y defiendan los intereses de los obreros,
que quedan a merced de las administraciones estatales.
Si resumimos cuáles son las condiciones que caracterizan el trabajo
en Cuba, tendríamos que citar: la falta de vocación, ausencia de
estímulos materiales y de oportunidades para la creación libre y
responsable, imposición de metas que se dice son asumidas por los
trabajadores cuando en realidad son impuestas desde arriba, en ocasiones hasta
por los mal llamados sindicatos.
Uno de los mayores retos que tendrá nuestra nación en el
futuro es el de la recuperación del sentido del trabajo, para que éste
sea verdaderamente fuente inagotable de desarrollo. Pues, como alguien dijera, "sin
trabajo no hay país".
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