Ernesto F. Betancourt. Publicado el miércoles, 19 de
septiembre de 2001 en El Nuevo Herald
En un comentario anterior sobre metas y pasos de la transición
revisaba algunos de los llamados stakeholders que serán actores en el
proceso. En este comentario ahondaré un poco sobre la dinámica del
proceso usando el modelo de análisis de situaciones revolucionarias que
desarrollo en mi libro "Revolutionary
Strategy: A Handbook for Practitioners". De acuerdo con ese modelo, se
puede analizar el impacto de eventos sobre la conducta de cinco segmentos de la
opinión pública nacional:
La desaparición de Fidel del escenario político nacional es un
evento que tendrá un fuerte impacto en la conducta de todos los segmentos
de la opinión pública cubana. Al analizarlo, usaremos datos de la
encuesta hecha por la Universidad de la Florida (UF) en 1999 entre más de
mil recién llegados. Aunque esas opiniones no reflejan la totalidad de la
población cubana, sí puede considerarse representan la de los
oposicionistas al régimen.
Los grupos del MININT y el MINFAR, así como los diversos grupos de
matonismo político que moviliza el régimen para aterrorizar a sus
oponentes constituyen el segmento a), los que defienden al régimen con la
fuerza. A nivel de los altos mandos podemos esperar un cierre de filas para
salvar posiciones y proteger sus intereses. Raúl carece de la autoridad
carismática de Fidel y tendrá que hacer concesiones para
asegurarse el apoyo de este segmento, pero lo logrará. A niveles de
mandos medios y bajos de las fuerzas armadas y de seguridad, la renuencia a
acudir a la fuerza para mantener el régimen aumentará,
especialmente si no se ven amenazados. En cuanto a los matones dentro de este
segmento, la experiencia nos enseña que los más inteligentes
tratan de moderarse y, los otros se tornan más feroces en su agresividad
represiva. Las instituciones asociadas con este segmento obtuvieron índices
negativos muy altos MININT (-72%), MINFAR (-78%) y Comités de Defensa
(-79%) en la encuesta de la UF. Por lo tanto, es dudoso que el régimen de
transición cuente con legitimidad para consolidarse sólo en base a
la fuerza. Los CDR pasarán a posiciones muy defensivas, ya que serán
objeto de repudio a nivel de cuadra, por lo que su efectividad se anulará.
El efecto neto es que se debilitará apreciablemente la capacidad
represiva del régimen.
La tendencia del liderazgo del segmento b) de apoyo político y pacífico,
o sea, cuadros de la nomenklatura, será a aglutinarse alrededor de Raúl
o pasar a la neutralidad, aunque algunos reformistas puede que pasen a la
oposición, uniéndose a grupos de la disidencia. La imagen de las
instituciones asociadas con este segmento en la encuesta de la UF actualmente es
más negativa que la del segmento anterior, Partido Comunista de Cuba
(-82%), Comité Central (-81%) y Buró Político (-81%). El
impacto de la desaparición de Fidel sobre este segmento será
disminuir aún más la efectividad de estos instrumentos de control
y movilización de la población. Muchos de sus cuadros pasarán
a tomar posiciones neutrales para no comprometerse con un régimen que
percibirán como llegando a su fin y otros saltarán a la
disidencia, pero no a posiciones riesgosas.
Dentro del segmento c) de la población, los que actualmente se
mantienen neutrales, el impacto de la desaparición de Fidel posiblemente
será una mayor tendencia a pasar a la oposición abierta; saliendo
del estado de anomie en que se han sumido muchos descontentos en la actualidad,
ante la futilidad de hacer oposición. Mucha de esta gente milita en
instituciones de movilización social que actualmente sirven de
instrumentos del régimen, lo que les da imágenes con altos índices
negativos, como la CTC (-71%) y la Federación de Mujeres Cubanas (-61%).
En ausencia de Castro, es de esperarse que surjan retos a las directivas
actuales de estas organizaciones. En particular, la dirigencia de la CTC tendrá
que encarar una clase trabajadora que demandará sus derechos por tanto
tiempo reprimidos.
Todos los desplazamientos mencionados de los segmentos anteriores tenderán
a nutrir al segmento d) de oposición pacífica, que actualmente es
subestimado, alrededor de los grupos de la disidencia. Esto es, la disidencia
fragmentada tenderá a aglutinar esas corrientes de los otros segmentos
alrededor de posiciones como las del grupo católico de Oswaldo Payá
o el socialdemocráta de Vladimiro Roca, pero no las de Elizardo Sánchez,
quien puede dañar su imagen si es percibido como el disidente
colaboracionista tolerado por el régimen.
Finalmente, el grupo de la disidencia que ha estado dispuesto a sufrir la
represión y la cárcel es el segmento e) y será el más
beneficiado por la desaparición de Castro, ya que se verá
reforzado por nuevos cuadros que decidirán que ha llegado la hora de
retar al régimen y se opondrán a todo intento de continuismo. La
primera prioridad para el régimen de transición será
normalizar las relaciones con Estados Unidos y la Comunidad Europea para obtener
financiamiento y mejorar la situación económica. La disminución
en la capacidad represiva del sucesor, sea Raúl o quien sea, combinada
con las concesiones para ser aceptado por la comunidad internacional, alimentarán
una resistencia cada vez más vigorosa, acompañada de espasmos
represivos de los elementos más virulentos del segmento de la fuerza. Al
mismo tiempo, es posible que dentro del segmento represivo (a) se produzca un
fraccionamiento por ambición, por insatisfacción con las prebendas
que reciben o por solidaridad con los que demanden un cambio más radical
sin continuismo. En todo caso, Cuba entrará en una época de
turbulencia política.
En definitiva, no habrá una solución estable hasta que no se
haya llegado a satisfacer y reconciliar las expectativas de todos los segmentos
de una sociedad que irá saliendo del letargo en que la ha sumido la larga
dictadura castrista.
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