Una sola
opción ante el fracaso
Tania Díaz Castro, UPECI / CubaNet
LA HABANA, septiembre - Hace algunas semanas, se conoció a través
de la prensa oficialista que casi todos los organismos estatales de la capital
habanera cumplieron los indicadores de la emulación para la sede de los
festejos del pasado 26 de julio. Sin embargo, en contradicción con los
resultados de esa emulación, mucho antes de esa fecha y hasta el día
de hoy, una lluvia diaria de informaciones han aparecido e esa misma prensa
sobre grandes deficiencias en numerosas dependencias estatales de La Habana.
Por ejemplo, a pesar del éxodo de maestros en escuelas primarias y
secundarias de la capital, sustituidos -según la prensa- por jóvenes
que cursan estudios superiores y sin ninguna experiencia docente, el frente de
la Educación en La Habana quedó en primer lugar, seguido del
ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, los del Azúcar,
Cultura, Turismo y Deportes. Tampoco se tuvo en cuenta el análisis hecho
al Instituto Nacional de la Vivienda, que arrojó, sobre todo en La
Habana, miles de fraudes entre funcionarios de ese organismo y parte de la
población.
Por la misma prensa oficialista se sabe que en el mes de junio, de las 1,530
empresas estatales (existen 3 mil en todo el país y una gran mayoría
radica en La Habana) propuestas para formar parte del Seminario de Medición
y Planificación del Incremento de la Productividad del Trabajo, sólo
fueron aprobadas 751, de acuerdo "al aval de la contabilidad y el control
riguroso", y aún entre las aprobadas -destaca la prensa- se
detectaron "estancamientos mentales en algunos directivos que no defienden
las facultades que se los han delegado".
El funcionario estatal Armando Pérez, jefe del Grupo Ejecutivo que
atiende el Proceso Empresarial, calificó de "exagerada la demora de
dichas empresas en entregar su expediente final para ser aprobadas".
Puntualizó además que los empresarios cubanos no tienen
conocimientos actualizados de técnica de dirección y que carecen
de habilidades y hábitos en tal sentido.
Ante esta realidad, el señor Pérez no dijo qué tiempo
podría demorar el perfeccionamiento empresarial, teniendo en cuenta el
ejemplo del campo socialista y su desaparición. Tampoco explicó
que esto ocurre porque los directores de empresas provienen de las filas del
ministerio del Interior, diestros en manejar armas y no dólares, y mucho
menos que, a pesar de tanta ineficiencia empresarial sólo se tenga como
opción el socialismo. Por suerte, no culpó al llamado "bloqueo"
de esta situación.
Lo curioso de todo esto es suponer que los directores de empresas, carentes
de conocimientos actualizados en técnica de dirección, puedan ser
capaces de entender de forma acelerada, como se pretende, todo lo que sucede con
el comercio mundial: qué fábricas liderean, cuáles son las
referencias nacionales e internacionales más importantes, qué
tecnología se aplica en el mundo, qué se está investigando,
qué comportamiento tiene en el mercado lo que se produce...
Mientras, el pueblo, que no entiende de teorías económicas,
reside en viviendas que el Estado mantiene en pésimas condiciones
habitables, ya sea en zonas rurales como urbanas, recibe una pésima
alimentación a través de la Libreta de Productos Normados,
transita por raíles flojos, calles y aceras rotas que anualmente
ocasionan un importante por ciento de accidentes, vive en medio de apagones,
falta de agua; espera largos años para reparar su refrigerador soviético,
aún si es un anciano; ve desaparecer lavanderías, tintorerías,
comercios cuya venta es en moneda nacional; espera largos meses para renovar los
lentes de sus espejuelos; acepta una mala reparación de sus zapatos en
los talleres estatales o carece de calzado ortopédico; ve cómo una
buena parte de la juventud contrae matrimonio para emigrar o utiliza vías
riesgosas para llegar "a las entrañas del monstruo".
Todo esto se conoce a través de numerosos artículos periodísticos
que aparecen en la prensa oficialista, escritos por los colegas José
Alejandro Rodríguez, Susana Lee, Roger R. Luis, Irene Izquierdo, María
J. Mayoral, Gabino Manguela, Manuel González Bello y muchos otros,
mientras en la misma prensa el señor Lage, secretario del Consejo de
Ministros, califica de magistral la política económica de la Isla.
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