Héroes
de la economía subterránea
Ramón Díaz-Marzo / CubaNet
LA HABANA, septiembre - El pasado miércoles 5 de septiembre la TV
cubana, indirectamente, ha suministrado la información necesaria para
conocer que en La Habana viven dos personas que merecen ser condecorados y no
enjuiciados.
Se trata del Sr. Fidel Corrales y su esposa, la Sra. Ildelisa Pino que,
sobreponiéndose a un sistema económico asfixiante y más dañino
que el embargo yanqui, demostraron que los cubanos con libertad (si la tuvieran)
sacarían al país del atolladero económico en que se
encuentra.
El reportaje llevado a cabo por la TV cubana fue tendencioso y, por el modo
en que fueron enumerando los logros económicos del señor Fidel y
su esposa Ildelisa, parecía la historia de dos criminales.
La manipulación de la información estuvo a cargo de dos
locutores. El primero comenzó a hablar de almacenamiento, adquisición
y suministro de producciones semi-elaboradas de calzado que luego eran
distribuidos en varios puntos de venta de la capital. A continuación
hablaban de que esta honesta pareja de trabajadores cubanos llevaban una vida
ostentosa, rodeados de lujo. Que habían construido viviendas para cada
uno de ellos, para lo cual le habían pagado a constructores. Que tenían
bajo sus órdenes a zapateros, manejadoras de niños, sirvientas y
chofer particular. Y que ante las autoridades, cuando fueron detenidos, no
pudieron justificar el origen legal de sus significativas entradas monetarias.
El segundo locutor fue el torero matador, cuando hizo el ataque final
declarando que a Fidel Corrales Corrales y su esposa la Sra. Ildelisa Pino
Alfonso se les había ocupado cuatro autos y tres motos, medio millón
de pesos cubanos, varias cuentas bancarias, una computadora Pentium, 26 latas de
galones de pegamento para calzado, 15 rollos de vinil de 113 metros cada uno,
247 pares de hormas de zapatos, decenas de conos de hilo. ¿No creen
ustedes, lectores de Internet, que si esta pareja de cubanos había
logrado todo lo anteriormente citado sin tener que matar a nadie como en las películas
de Mafia, estamos ante dos exitosos y honestos empresarios que habían
creado fuentes de empleo seguramente mejor remuneradas que como el Estado suele
pagarle a sus asalariados desde hace más de cuatro décadas?
Según el segundo locutor de la TV cubana, Fidel Corrales y su esposa
Ildelisa Pino comercializaban y promovían los productos fabricados por
ellos en seis puntos de la capital, sin poseer licencia como trabajadores por
cuenta propia. Y estos puntos de venta del mercado industrial artesanal son: la
tienda "El Cañonazo" del municipio Cotorro, "La Marquesita"
de Santiago de Las Vegas en el municipio Boyeros, la Feria "La Palma"
en el municipio de San Miguel del Padrón, la Feria de la calle 51 y 194
en el municipio La Lisa, y la tienda "La Amistad" en el municipio de
Marianao, establecimiento éste donde se le ocupó a una trabajadora
del mismo 1,121 pares de calzado de diferentes tipos, valorados en 206,050 por
la venta de 2,958 pares de zapatos.
Y continuó diciendo el segundo locutor de la TV cubana que el
patrimonio del Zapatero Fidel Corrales y su esposa asciende a los 4 millones
78,761 pesos en moneda nacional, y 22,300 dólares. Sin embargo, el
periodista se contradijo al afirmar que en ese tiempo, ante la ONAT, Fidel
Corrales solo había presentado como declaración de ingresos
165,137 pesos en moneda nacional y 300 dólares de una remesa del
exterior. Y nosotros nos preguntamos: si Fidel Corrales no estaba acreditado
como trabajador por cuenta propia, ¿cómo es posible que haya
declarado ante el estado sus ingresos?
Ciertamente, estos héroes del trabajo han violado muchas de las
disposiciones legales del Estado Socialista Cubano para hacer lo que hicieron.
Pero precisamente muchas de las normas jurídicas del Estado Socialista
Cubana están diseñadas de modo que los propios nacionales jamás
puedan desarrollarse como propietarios; algo que no sucede con cualquier
extranjero que disponiendo de capital establezca negocios con el Estado cubano.
La clave del insoluble problema cubano radica precisamente en la ausencia de
la propiedad privada. El día que el Estado cubano permita a los cubanos
ser propietarios de sus propios bienes, muchos de los problemas que ahora se le
atribuyen al bloqueo yanqui tendrán solución.
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