Curso
escolar: colas y costos
Lucas Garve, CPI / CubaNet
LA HABANA, septiembre - Eran sin duda madre e hija. La madre llevaba a la niña
de la mano cuando enrumbó por el pasillo central que conduce al interior
del edificio conocido por La Manzana de Gómez, una mole que domina con
sus cinco pisos el Parque Central de La Habana.
Las dos se acercaron presurosas a la mujer que recién había
ocupado el último lugar en la cola de la Casa de Cambio.
La madre le propuso comprarle cinco dólares al cambio de 22 pesos
cada uno, es el precio oficial. La mujer de los dólares respondió
que tenía únicamente un billete de diez dólares y se lo
mostró. Entonces la madre echó un vistazo hacia detrás,
dirigido ciertamente hacia la figura del policía de turno que vela por "la
tranquilidad ciudadana" a unos 15 metros de ellas en un amplio portal del
edificio, y afirmó con vehemencia: "Deme los diez, se los compro a
veintidós pesos".
Sólo ahora intervino la niña, a guisa de justificación:
"Señora... es para comprarme la mochila y el panty de licra para la
escuela".
La operación de cambio se realizó veloz y furtivamente.
Partieron por el pasillo este hacia la calle Obispo. De alguna manera, había
anticipado cuál sería su recorrido.
Al inicio de la calle Obispo está instalada una librería donde
venden útiles escolares y mochilas apropiadas para cargar los numerosos
libros que los niños reciben en las escuelas.
Es sabido que los niños cubanos cuentan con escuelas gratuitas
sostenidas absolutamente por el Estado. Allí tienen los libros necesarios
para el aprendizaje. La educación general es gratuita en Cuba, desde el
nivel elemental hasta el nivel superior.
Lo que escapa a este concepto son los útiles escolares que no hay en
las escuelas. Es necesario poseer dólares para comprarlos en alguna de
las librerías donde el dólar es moneda de compra.
En esas librerías se encuentra papel, reglas, gomas, lapiceros, lápices,
carpetas, goma de pegar, libretas, agendas, maletas, mochilas, papel de forrar y
también otros útiles de oficina. Allí hay casi de todo lo
imprescindible, pero en dólares.
Durante la semana pasada, en la librería de la calle Obispo, he visto
una fila de personas en la acera esperando su turno para entrar. Así
ocurrió en otros establecimientos de venta de útiles escolares por
donde pasé, aunque los precios sean en dólares.
Claro está, no son la mayoría de los padres los que pueden
incurrir en esos gastos. Pero una cartuchera y unos lápices con goma
pueden alentar a un pequeño escolar a inicios del curso.
Los precios tampoco son tan altos si se comparan con otros artículos.
Por ejemplo, venden bolígrafos a 0.70, lápices a 0.05, bloques
papel con calendario del año actual a 0.50, cajas de lápices de
colores desde 1.50 a 5, carpetas de 2, 3 y 4, cartucheras para guardar útiles
de escribir a 1, tubos de goma de pegar a 0.50, pinceles de tempera (un juego) a
3, cintas de máquinas de escribir a 2.50. Además, un buen surtido
de diccionarios en español, inglés, francés, entre ellos
algunos bilingües, otros de antónimos y sinónimos a partir de
20 hasta 35. Siempre todo en dólares.
Una mujer ya en plena tercera edad vende pasteles de guayaba a 2 pesos en la
parada de la ruta 4 junto a Prado, otra sostiene en la mano una docena de
cucuruchos de maní tostado y salado. En un momento durante la espera del ómnibus,
escuché comentar a la vendedora de pasteles: "Hice estos pasteles
para reunir el dinero y comprar una mochila a mi nieta. Tengo que tener cuidado
con la policía... pero imagínate... di tú, ¿cómo
hago para comprar la mochila nueva?"
Tampoco las peleterías dejan de ser asaltadas por madres y padres con
sus hijos en busca de calzado para los fiñes. Ellos acuden a comprar
calzado de tipo deportivo -conocido por tenis- para garantizar un par para el
comienzo del curso. Generalmente, piensan que deberán servirles hasta el
fin de las clases.
Aquí todos lo saben, el equipo indispensable para que los escolares
estén listos al inicio del curso constituye un problema más para
la mayoría de los padres en la isla.
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