Escribe Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en La
Habana. BBC Mundo.
Lunes, 03 de septiembre de 2001.
"Yo estudio en Cuba porque me gusta la filosofía de la medicina
aquí, porque es una muy buena experiencia y una buena oportunidad",
nos dijo Win Whu una joven hija de chinos que viene de Tennessee, en los Estados
Unidos.
Ella es uno de los 38 jóvenes estadounidenses -pertenecientes a las
minorías étnicas- que inician este lunes sus estudios
universitarios en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas de La
Habana, en Cuba.
Win piensa que al regresar a su país podrá trabajar con las
comunidades más pobres, dándole un carácter social a su
profesión.
Claro que para poder ejercer la medicina deberá transitar todavía
un largo camino.
Los estudiantes estadounidenses que se gradúen aquí tendrán,
como mínimo, que presentarse a examen en los Estados Unidos y realizar
practicas médicas antes de que se les reconozca el titulo otorgado por
Cuba.
Washington se resiste
Sin embargo, para muchos de estos jóvenes se trata de la única
posibilidad de estudiar una carrera universitaria. "Es una oportunidad que
nada más se tiene una vez en la vida" dijo a la BBC José
Eduardo de León, estudiante de California y de origen mexicano.
La organización religiosa "Pastores por la Paz", la misma
que selecciona a los estudiantes estadounidenses, ya está haciendo
gestiones en Washington para que se reconozcan los títulos.
El pastor Lucius Walker dijo a la BBC que se estaba discutiendo el tema con
las autoridades correspondientes y que esperan que el problema esté
solucionado antes de que se gradúen los primeros estudiantes.
De todas formas para José Eduardo no parece un gran problema; él
quiere graduarse y ejercer en las comunidades de hispanos pobres de los Estados
Unidos, pero afirma que si no se lo permiten allí, ejercerá la
medicina social en cualquier otro país.
Un ejército de misioneros
Los jóvenes estadounidenses compartirán seis años de su
vida con 5 mil estudiantes de Latinoamérica, pertenecientes a 14 países
y a 69 comunidades étnicas de la región.
Todos ellos reciben la educación gratuita, incluyendo los libros, el
hospedaje y la alimentación, todo lo cual corre por cuenta del gobierno
cubano.
"Es nuestra forma de hacer solidaridad: preparar un ejército de
misioneros de la salud para colaborar con aquellos pueblos que tanta solidaridad
nos han dado a nosotros" dice el Dr. Juan Carrizo, rector de la Escuela.
En el caso de los estudiantes latinoamericanos podría resultar
comprensible, pero preparar médicos para un país rico, que además
es el enemigo histórico de Cuba, parece por lo menos sorprendente.
"Para nosotros no existen pueblos enemigos", nos dice el Dr.
Carrizo; "de hecho tenemos magníficos amigos norteamericanos y se ha
visto en el apoyo recibido cuando el niño secuestrado (Elián González)".
Intereses creados
La Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas tendrá una
plantilla permanente de 10 mil alumnos y graduará cada año
alrededor de 1.500 galenos que volverán a su país o comunidad.
La idea no parece agradarle demasiado a algunos colegios médicos del
continente, que en su momento protestaron por la asistencia gratuita que
realizan los cubanos en Centroamérica.
En varios países de la región se producen presiones para que
no se reconozcan los títulos dados por la escuela cubana, pero para los
gobiernos será bastante difícil ceder dada la situación de
la salud pública en sus países.
Más difícil aún por cuanto el plan es que estos jóvenes
médicos vuelvan a sus comunidades rurales y a los barrios pobres de donde
provienen, en muchos de los cuales nunca ha habido un médico.
Luther Castillo, de la etnia Agrifona en la Moskitia hondureña, lo
sintetizó así: "estamos aquí para retornar a nuestras
comunidades y contribuir a su desarrollo y para que por fin haya salud para
todos".
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