Frank Calzón. Publicado el miércoles, 24 de
octubre de 2001 en EEl Nuevo Herald
Daniel Patrick Moynihan, ex senador por el estado de Nueva York y profesor
de la Universidad de Harvard, dijo en una ocasión: "Cada cual tiene
derecho a su propia opinión, pero no a sus propios datos''. Un concepto
que viene como anillo al dedo ahora que oficiales del gobierno cubano alegan que
es una tontería seguir incluyendo a Cuba en la lista de naciones
terroristas. La razón que mantiene a Cuba en ese listado junto a Irak,
Libia, e Irán, insisten los voceros del régimen, está
ligada a "la política doméstica de Estados Unidos''.
Dieciséis activistas en contra del embargo norteamericano, incluyendo
a los profesores Alejandro Portes, de la Universidad de Princeton, y Wayne
Smith, de la Universidad Johns Hopkins, están de acuerdo. Afirman que
Estados Unidos no borra a Fidel Castro del clan terrorista por "no ofender
a ciertos elementos en la comunidad cubanoamericana''.
Repiten estos respetables señores el tipo de equivalencia que
enunciaban los apologistas de la Unión Soviética durante la Guerra
Fría. Alguien debe decirles que esa postura carece hoy de credibilidad
moral. Según su enfoque, no hay ninguna diferencia entre la traición
de Ana Belén Montes, la analista de inteligencia acusada de pasarle
información militar a La Habana, y el trabajo que realizan los servicios
de inteligencia norteamericanos para defender la libertad. Aclaremos: para
defender esa misma libertad con que los detractores de la CIA denuncian sus
actividades.
A lo que voy: ¿es la Cuba de Castro un estado terrorista?
- Las armas biológicas son una gran preocupación para los
norteamericanos. A pesar de estar prácticamente en la bancarrota, el régimen
de Castro ha invertido más de mil millones de dólares en montar
una infraestructura científica que, según declaraciones del ex
secretario de Defensa William Cohen en 1998, "puede sostener un programa
ofensivo de guerra biológica''. Ya en 1995 la Oficina de Evaluación
Tecnológica de los Estados Unidos incluía a Cuba entre los
diecisiente países con posibles armas biológicas.
- En su libro publicado el año pasado por Random House, Ken Alibeck,
ex director de Biopreparat, el programa de producción de armas biológicas
de la antigua Unión Soviética, reveló que "en pocos años
[luego de la visita de Castro a Moscú en 1981] ya Cuba había
montado uno de los laboratorios de ingeniería genética más
sofisticados del mundo, capaz de realizar el mismo tipo de trabajo en teconología
bélica avanzada que realizábamos nosotros por nuestra cuenta''.
- Hace apenas unos días, la Facultad de Estudios Internacionales de la
Universidad de Miami publicó el informe Castro and Terrorism: A
Chronology (Castro y el terrorismo: Una cronología). El informe señala
que:
- En la Cumbre Iberoamericana del año 2000 realizada en Panamá,
Castro se negó a suscribir, junto al resto de los mandatarios de Iberoamérica,
el documento de condena al terrorismo de la ETA, y criticó abiertamente a
México por apoyar el documento final.
- Este verano, las autoridades colombianas arrestaron a Niall Connelly,
Martin McCauley y James Monaghan, miembros del Ejército Republicano
Irlandés (ERI), quienes fueron acusados de entrenar nuevas guerrillas
para las FARC. Connelly vivió en Cuba hasta hace poco como representante
del ERI para América Latina.
- El argentino Jorge Massetti, en el tiempo que fungió de agente de
inteligencia de Cuba, canalizaba los fondos que financiaban el terrorismo
puertorriqueño de los macheteros. Los macheteros secuestraron un camión
blindado de la Wells Fargo en septiembre de 1983 en el estado de Connecticut, y
cargaron con un botín de $7.2 millones de dólares.
- Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos el Chacal, quien fuera
responsable de numerosos ataques terroristas en Europa en la década de
los sesenta y setenta, se entrenó en Cuba.
- En los años sesenta, líderes de las panteras negras
norteamericanos recibieron entrenamiento en el uso de armas y explosivos en La
Habana.
¿Tiene todo esto algo que ver con la influencia de la comunidad
cubanoamericana? ¿Fueron los cubanoamericanos los que expulsaron de París
y de Londres a los diplomáticos de Castro vinculados a Carlos el Chacal? ¿Fueron
los cubanoamericanos la razón por la que Fidel Castro apoyó a los
macheteros puertorriqueños en sus actos terroristas en la Isla del
Encanto y en territorio de Estados Unidos? ¿Son responsables los exiliados
cubanos de que Castro entrenara y apoyara al terrorista Frente Farabundo Martí
de El Salvador, o a los tupamaros uruguayos ensañados con los americanos
que residían en ese pequeño país? ¿Por qué
insisten los apologistas de Castro en tapar el sol con un dedo?
Hace unos meses, en mayo de este año, un reanimado Fidel Castro
afirmaba desde Teherán que Cuba e Irán podían poner "de
rodillas'' a Estados Unidos. ¿No es eso una amenaza terrorista?
Un día no muy lejano se abrirán los archivos de inteligencia
de Cuba, como se hizo con los de la KGB y con los de la Stasi germanoriental. La
verdad se conocerá entonces, con lujo de detalles, incluyendo los nombres
y actividades de los "agentes de influencia'' castristas que operan hoy en
Estados Unidos. Aunque, si la historia reciente nos ha enseñado algo,
podemos predecir lo que dirán: que la idea romántica de la
revolución los encandiló; que no pudieron ni remotamente
imaginarse un régimen semejante, o a semejante dictador. Sus vidas seguirán
su curso, como sucedió con los viejos estalinistas que tampoco
distinguieron en su momento entre la Rusia de Stalin y Gran Bretaña y
para quienes el terror de Stalin no era más que un invento de los
exiliados rusos en París.
Director ejecutivo del Centro para
Cuba Libre.
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