Moscú cerrará su base espía en la isla · Es
por falta de fondos · Pero La Habana está en contra de la decisión
rusa
Clarín
digital. La Habana. AFP, AP.
Cuba manifestó su "total desacuerdo" por el anuncio
unilateral efectuado por Rusia, el miércoles, de que desmantelará
su base de espionaje electrónico de Lourdes, y consideró su cierre
como un "especial obsequio" para el presidente estadounidense George
W. Bush. Mientras que Washington felicitó al gobierno ruso por su decisión,
Moscú rechazó ayer las críticas emitidas por La Habana.
En una declaración oficial difundida el miércoles a la noche y
publicada ayer por el diario oficial Granma, el gobierno de Fidel Castro señaló
que cerrar la base rusa "en el instante exacto en que la política
agresiva y belicista del gobierno de EE.UU. es mayor que nunca" es "un
mensaje y una concesión al gobierno de EE.UU.", así como "un
grave peligro para la seguridad de Cuba".
Según el comunicado, el centro de escucha radiolectrónico y
satelital "no está cancelado, ya que Cuba no ha dado su aprobación
y resultará necesario que Rusia continúe negociando con el
gobierno cubano" para definir su destino final.
El presidente ruso Vladimir Putin anunció el miércoles el
cierre de Lourdes antes de fines de este año, así como el retiro
de las tropas rusas de la base naval de Cam Ranh, en Vietnam, alegando motivos
financieros y como parte de una reorganización de su presupuesto de
Defensa, que estaría en estado crítico.
La noticia fue aplaudida por el presidente Bush. Para Cuba fue un duro y
sorpresivo golpe, además de una nueva retirada rusa, la potencia que pesó
sobre ella durante la Guerra Fría. La base de escucha rusa, ubicada en
Lourdes, 60 km al sur de La Habana, fue puesta en funcionamiento en 1964 como
parte de la colaboración militar de Cuba con la desaparecida Unión
Soviética y ocupa una extensión de 72 kilómetros cuadrados
cuadrados.
En 1994, tres años después de la caída de la URSS,
Rusia y Cuba acordaron continuar su funcionamiento, ratificado por Putin durante
una visita oficial a La Habana hace apenas 10 meses.
Por concepto de arrendamiento, Cuba cobró cantidades crecientes, que
entre 1996 y 2000 alcanzaron los 200 millones de dólares anuales, según
informes oficiales, que eran pagados por Moscú tanto en efectivo como con
diversos productos.
Para los analistas, la urgencia por resolver el tema se debía a la
asistencia de Putin a la cumbre del Foro de Cooperación Económica
de Asia-Pacífico, que tendrá lugar el fin de semana en Shangai,
China, y que cuenta con la presencia de Bush.
Tras la decisión, el Kremlin no perdió ni un minuto, y ayer en
reciprocidad por el cierre de la base de Lourdes le pidió a
Washington el cierre del radar Varco, situado en Noruega, y considerado el más
avanzado del mundo. Alexandr Yakovenko, portavoz del ministerio ruso de
Exteriores, hizo la sugerencia tras las "felicitaciones" de Bush.
A su vez, el Kremlin rechazó las críticas cubanas. Un portavoz
oficial recomendó ayer a Cuba "leer de nuevo" el anuncio de
Putin para no dedicar recursos económicos de Defensa a "tareas
secundarias". "Ahí está todo", subrayó el
portavoz para quitarle los tintes políticos al asunto. "El
presidente cubano ha sido informado de ello", agregó.
También ayer, un alto funcionario de la comitiva del secretario de
Estado norteamericano, Colin Powell opinó que "existe una nueva
oportunidad estratégica" para la colaboración con Rusia,
aunque también recordó desacuerdos en temas como el conflicto de
Estados Unidos con Irak, o en el de Chechenia. Washington sostiene que Moscú
tiene derecho a defender sus intereses en esa república separatista, pero
sostiene que las tropas rusas han cometido allí "atrocidades".
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