Migración
interna
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro / CubaNet
LA HABANA, octubre - Uno de los temas más explotados por la
propaganda del régimen de Fidel Castro es el de la igualdad entre todos
los cubanos y el supuesto avance hacia el desarrollo de las provincias del país.
Se afirma que la revolución redujo las desigualdades en el nivel de vida
entre los ciudadanos de la capital y del resto de las ciudades de la isla.
A pesar de que mucho se habla y se escribe acerca de los cubanos que salen
de su país, poco se dice sobre la migración interna, de la que hay
gran flujo principalmente de las provincias orientales hacia la capital.
Según el censo de 1970 la proporción de los nacidos en
provincias diferentes a la de sus lugares de residencia representaban el 11 por
ciento de la población total. En ese entonces la división político
administrativa contaba con seis provincias. En la Habana, donde radicaba y
radica la capital, el 28 por ciento de sus residentes no habían nacido en
esta localidad. De acuerdo a este censo, la provincia Oriente tenía el
menor número de inmigrantes, 1.4 por ciento de sus habitantes no eran
nativos del lugar.
La altísima tasa de inmigrantes internos es signo de inestabilidad
social. Por supuesto, este fenómeno también influye negativamente
en la estabilidad de las familias.
El gobierno cubano realizó en 1995 la "encuesta nacional de
migraciones internas", de cuyos resultados llama la atención que 3
millones 408,200 habitantes de 15 a 64 años vivían en sitios
diferentes de donde nacieron, lo que significa que el 48.2 por ciento de los
cubanos de ese rango de edades es emigrante.
Dentro del proceso migratorio interno es evidente que el fenómeno de
la migración de orientales hacia la capital del país se debe en
gran medida a la política del Estado. Por ejemplo, se sabe que la mayoría
de los trabajadores del sector de la construcción en Ciudad de La Habana
son originarios del oriente del país. Igual sucede con la generalidad de
los policías.
Cabe señalar que hace años el gobierno de Cuba implementó
algunas regulaciones jurídicas para detener el flujo migratorio hacia la
capital, incrementado notablemente en los primeros años de la década
del 90. El gobernante Fidel Castro, refiriéndose a este asunto, expresó
que el oriente del país era el tercer mundo del tercer mundo.
No hay duda que Ciudad de La Habana es lugar privilegiado al compararla con
el resto del país. Todas las provincias del país necesitan que a
sus habitantes se les dé la posibilidad de desarrollar la iniciativa
individual, que tanto contribuye a la prosperidad del entorno.
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