Pronósticos
sombríos
Orlando Prado Gómez / CubaNet
LA HABANA, octubre - Nubes de tormenta se ciernen sobre Cuba. Los ataques
contra Estados Unidos del 11 de septiembre provocaron efectos económicos
colaterales que repercutirán con fuerza en la frágil economía
de la isla y, más aún, en la empobrecida población.
La desaceleración de la economía estadounidense se reflejará
en la economía mundial provocando el alza en las tasas de interés,
la disminución de los créditos y la contracción del
comercio general y las inversiones a nivel planetario.
La inseguridad y el temor producidos por los atentados terroristas ya
tienen efectos devastadores para las compañías aéreas y la
industria turística, cuyas pérdidas pudieran ascender a billones
de dólares. En cuanto a otras empresas ya se reportan cierres de plantas
industriales de diversos tipos en América y Europa.
Para Cuba, que se debate en medio de la crisis más grave de toda su
historia luego de la debacle soviética de 1990, con quien la isla mantenía
más del 90 por ciento de sus operaciones comerciales, y que ha sufrido daños
durante casi medio siglo a consecuencia de la implantación de un modelo
económico ineficiente que frena a las fuerzas productivas del país,
el futuro es incierto.
Lo que podemos esperar con seguridad es la caída del turismo, fuente
importante en la generación de divisas que el año pasado recaudó
alrededor de 800 millones de dólares. También las remesas
familiares, que representan cerca del 25 por ciento de los ingresos en divisas,
corren peligro de reducción drástica.
En cuanto a las zafras azucareras, que han decrecido con el paso de los años,
el bajo precio del producto en el mercado internacional no augura que vaya a
recaudar las divisas necesarias para contrarrestar el efecto de la agudización
de la crisis.
Otras producciones tradicionales del país se afectarán y
pudieran hasta peligrar, de producirse el aumento de los precios de los
combustibles, lo que adicionalmente causaría tremendo impacto negativo en
la generación de energía eléctrica en Cuba, que se
encuentra actualmente en crisis pese a la producción nacional y a la
importación de petróleo de Venezuela.
De cumplirse estos sombríos pronósticos, Cuba, titular de
abultada deuda externa, se vería en crisis económica fatal,
caracterizada por mínimas inversiones extranjeras (si se mantienen) y
reducidas producciones capaces de obtener divisas en el mercado internacional.
Como es de esperar, el mayor afectado será el pueblo cubano, que
tendrá que apretarse otra vez el cinturón. Entretanto, el gobierno
de la isla seguirá renuente a realizar los cambios que liberen a las
fuerzas productivas y promuevan las inversiones extranjeras capaces de aportar
tecnologías modernas y sacar adelante la maltrecha economía
nacional.
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