Rafael Fermoselle, Ph.D.
El Nuevo Herald. Octubre 8, 2001.
Desde los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre pasado, ha
surgido un gran interés por la capacidad de Cuba en materia de guerra química
y bacteriológica, así como su complicidad con el terrorismo
internacional. También hay un vínculo histórico entre el
gobierno de Castro y la piratería aérea en Norteamérica. A
pesar de la evidencia irrefutable que conecta a Castro con estos temas, no
necesariamente significa eso que exista una conexión directa entre Cuba y
los atentados terroristas del 11 de septiembre. Examinemos la evidencia.
¿Cuáles son las armas químicas? Hay muchos tipos de gases
con potencial uso militar, entre ellos los irritantes, como los lacrimógenos
(CN) y estornutatorios (DM), los asfixiantes y los paralizantes. Los gases
asfixiantes están agrupados principalmente entre los que incapacitan y
los letales, aunque es casi imposible hacer una distinción entre los dos.
Existen dos tipos principales: los llamados "mostaza'' y los neurotóxicos.El
gas mostaza o iperita es un líquido o vapor aceitoso de color amarillento
con olor parecido al del ajo. Existen muchas variedades, pero los componentes
principales son el cloro y el azufre. Estos penetran la ropa de sus víctimas
rápidamente, y causan la muerte en cuestión de cuatro a 10 horas.
Se les llama vesicantes por penetrar el cuerpo humano por la piel. No existen
antídotos efectivos.
Los gases neurotóxicos, principalmente la lewisita, contienen cloro y
arsénico. Estos interfieren con los impulsos nerviosos del organismo
humano. Actúan mucho más rápido, matando a sus víctimas,
después de un gran sufrimiento, de parálisis respiratoria. Entre
los gases asfixiantes de este tipo más comunes están el tabún
(cianofosfina), el sarín (isopropil- metilfosfonofluorato) y el somán
(fluorofosfinas). Más potente aún es el VX, de composición
relativamente secreta. Estos gases no tienen color ni olor y por lo tanto son
difíciles de identificar.
Los contactos entre Castro y revolucionarios árabes comienzan en
1959, cuando Cuba les brinda asistencia a independentistas argelinos en su lucha
contra el dominio francés. Castro y Ahmed Ben Bella, líder del
movimiento independentista procomunista, hicieron amistad. Al obtener su
independencia, Argelia se convierte en un centro de entrenamiento de grupos como
la Organización de Liberación Palestina y Fatah. En 1963, Castro
envió a Argelia tropas de combate, básicamente un batallón
de tanques T-34, para ayudar a ese país en su guerra fronteriza contra
Marruecos.
Después del Congreso Tricontinental en Cuba en 1966, se incrementan
los vínculos entre Cuba y los revolucionarios árabes, incluyendo
los de organizaciones que llevaban a cabo actos de terrorismo. Estos recibieron
en Cuba entrenamiento, becas de estudio, espacio para descansar y recuperarse y
equipos de todo tipo. Líderes como Nayef Hawatmeth, George Habash, Yasser
Arafat y Abu Jihad visitaron Cuba. Después de la guerra de 1967 entre
Israel y sus vecinos árabes, el gobierno de Cuba ofreció más
asistencia a grupos de revolucionarios árabes, así como a países
árabes en su lucha contra Israel.
La derrota aplastante impartida por Israel a sus enemigos en 1967 produjo un
aumento en las filas de organizaciones revolucionarias contra este país.
La influencia marxista sobre estos grupos era superior a cualquier influencia
religiosa. El islamismo fundamentalista no existía en esos momentos y, más
bien, es inconsistente con una doctrina atea marxista que predominaba entre los
grupos revolucionarios y terroristas.En 1973, se estima que unos 500 soldados
cubanos, miembros de un regimiento de blindados, estaban en Siria, brindando
apoyo logístico a ese país durante la guerra con Israel. No se
sabe mucho sobre estas actividades. En 1976, se establecen relaciones diplomáticas
con Libia bajo el coronel Gadhaffi. Al año siguiente, en 1977, Castro
visitó Libia, Argelia y Yemen del Sur, ampliando sus contactos con líderes
revolucionarios árabes marxistas, como Salem Rubaya Ali, Abdul Fattah.
Hay indicaciones de que Cuba pudiera haber establecido una base para entrenar a
palestinos en Yemen del Sur a principios de la década del 80, además
de establecer una base militar en ese país que llegó a contar con
más de 13,000 soldados cubanos.
En julio de 1984, Castro y Muammar Gadhaffi, su homólogo libio,
firmaron un acuerdo para luchar conjuntamente contra el imperialismo y el
sionismo. Entre otras cosas, estos países cooperaron con grupos
revolucionarios en Centroamérica, principalmente los sandinistas. También
cooperaron en el entrenamiento de grupos palestinos con bases en Libia. Estos
contactos se enfriaron después de que Estados Unidos atacara
instalaciones militares en Libia en represalia por un ataque terrorista
vinculado con los servicios de inteligencia de ese país. Castro sabe cuándo
batirse en retirada.
Durante la invasión soviética a Afganistán, Castro apoyó
al imperialismo soviético en contra de los afganos. En el caso de la
revolución fundamentalista islámica en Irán, aunque ésta
nació con un componente antiamericano, por la naturaleza de la ideología,
también era anticomunista. Sin embargo, la política internacional
hace extrañas alianzas. Si los fundamentalistas necesitaban armas y otras
tecnologías, y los comunistas chinos o soviéticos estaban
dispuestos a vendérselas, se podía llegar a acuerdos de mutua
prostitución ideológica. Obviamente, existe una contradicción
ideológica fundamental entre una filosofía atea y otra que
representa un fanatismo religioso intransigente.
En los últimos meses, Castro ha establecido vínculos con los líderes
de Irán. Castro visitó ese país en mayo pasado y emitió
junto con el presidente Jatami una de sus clásicas arengas a favor del
trabajo conjunto para poner al imperialismo yanqui de rodillas. Para las fiestas
del 26 de julio del 2001, entre los huéspedes de honor estaban los nietos
del famoso ayatolá Ruhollah Jomeini. Este nuevo coqueteo entre Castro y
los fundamentalistas islámicos se estrelló con los ataques
terroristas a Estados Unidos el 11 de septiembre pasado. ¿Cómo
pedalear para atrás la bicicleta para evitar un choque frontal con
Estados Unidos sin hacer enemigos a sus recientes amigos? Ese es el nuevo desafío
de Fidel Castro.
Los esfuerzos de Castro para exportar su revolución llegaron a grupos
de disidentes domésticos en este país en la década de los
60. La llamada nueva izquierda americana y los grupos contra la guerra de
Vietnam, recibieron del gobierno de Castro ayuda logística, asistencia técnica,
programas de educación --léase adoctrinamiento. Los miembros de
grupos tales como las Panteras Negras, Students for a Democratic Society y
grupos terroristas como los Wethermen y grupos independentistas violentos de
Puerto Rico, recibieron entrenamiento en tácticas de acción y
sabotaje.
Después de cometer actos de terrorismo en Estados Unidos, viajaron a
Cuba para estar fuera del alcance de las autoridades norteamericanas. Una de las
formas de escapar de Estados Unidos entre, 1965 y 1972, fue mediante la piratería
aérea. Decenas de aviones fueron secuestrados por prófugos de la
justicia para llegar a Cuba, donde eran recibidos como héroes. Tanto para
Castro como para el gobierno de EU, la piratería aérea no era un
chiste. Cualquier incidente podía llegar a convertirse en una verdadera
tragedia, produciendo numerosas pérdidas humanas y un tremendo escándalo
internacional.
Como ha ocurrido tantas veces en la historia, no hay amigos permanentes ni
enemigos permanentes, sólo intereses permanentes. Para Castro como para
la administración del presidente Nixon, la piratería aérea
era una bomba de tiempo. Se llegó a un acuerdo entre ambas partes a
mediados de 1973, con la participación de Henry Kissinger y Fidel Castro.
Después de este acuerdo, se acabaron los secuestros. Hay quien asegura
que este acuerdo también contenía una ratificación del
acuerdo previo --que surgió después de la crisis de los cohetes en
1962-- por el cual Estados Unidos se comprometía a no invadir a Cuba para
destronar a Castro.
Todas las divisiones de los tres cuerpos en que está organizado el ejército
cubano, tienen una compañía de defensa química y biológica.
Las unidades principales, como los regimientos y las brigadas, cuentan con
unidades de defensa química y biológica. La definición de "armamentos
químicos'' es relativamente amplia, y puede incluir lanzallamas, granadas
de humo, proyectiles de artillería, bombas y granadas de distintos gases
irritantes y tóxicos, así como equipos de descontaminación.
El principal objetivo de la defensa en la guerra química consiste en
la detección de los gases mostaza y neurotóxicos lo antes posible,
de modo que los soldados se puedan proteger con trajes especiales y utilizar los
equipos para descontaminar objetos. Se sabía que el arsenal cubano
contaba primordialmente con equipos defensivos, aunque se puede argumentar que éstos
también tienen un carácter ofensivo, ya que son indispensables
para poder utilizar armas que podrían derramar accidentalmente productos
químicos nocivos y afectar a los soldados que las manipulan. No puede
haber ofensa sin material de defensa en estas cosas.
Entre los equipos de fabricación soviética que se sabía
en manos cubanas están los IDP, que son descontaminadores de armamentos
como fusiles, pistolas y ametralladoras, que hayan entrado en contacto con gas
sarín, gas mostaza o gases del tipo VX. También tenían por
lo menos dos versiones de los ARS-12, que son vehículos con equipos para
descontaminar armamentos pesados como tanques, carros blindados, cañones,
misiles, etc.
(Continúa mañana lunes)
Jubilado del cuerpo diplomático de Estados Unidos, es autor de varios
libros, entre ellos 'The Evolution of the Cuban Military, 1492-1986' (Ediciones
Universal) y de 'Cuban Leadership After Castro: Biographies of Cuba's Top
Military Commanders ( University of Miami: North South Institute, 1992).
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