CUBANET .INDEPENDIENTE

28 de noviembre, 2001


¿Segundo período especial?

Manuel David Orrio, CPI

LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - A casi un mes del paso por la isla del huracán Michelle, el gobierno de Fidel Castro no ha cumplido con el compromiso público anunciado por el vicepresidente Carlos Lage de dar a conocer los perjuicios causados por el ciclón "con toda precisión y exactitud cuando concluya el minucioso y serio trabajo de recopilación de información de los daños que en estos momentos estamos realizando".

Tres semanas, no más de cuatro, parecerían suficientes para que una estructura de gobierno tan vertical como la cubana brindara a la opinión pública los resultados de tal recopilación. Por lo pronto, una evaluación parcial de los daños permite apuntar -de inicio- más de 45 mil caballerías de caña "encamadas" y pérdidas en el sector azucarero por unos 120 millones de pesos, así como unas 100 mil viviendas dañadas, de ellas unas diez mil destruidas, todo de acuerdo con cifras oficiales que hasta el momento se han hecho públicas de la manera fragmentaria distintiva de la prensa oficiosa isleña.

En Cuba, país de humoristas, un observador atento siempre puede encontrar pistas interesantes para conocer algunas verdades, si persigue la huella de los chistes callejeros. Cuando Cuba se burla de Cuba, puede afirmarse que lo aparentemente trágico no lo es tanto.

Pues bien, en el caso del huracán Michelle -a la altura de estas líneas- este periodista no ha escuchado ni una sola broma relacionada con el paso del ciclón.

Compromiso hasta ahora incumplido por el gobierno, daños para una lista parcial que preocupan, ausencia de chistes callejeros, parecen así configurar un escenario donde el impacto del huracán Michelle pudiera superar a lo que se imagina.

Como es lógico, la falta de información es sustituida por el rumor, que puede asumir distintas facetas, desde el comentario popular al estilo de "Ahora sí esto se puso malo" hasta la especulación más o menos doctoral. En virtud de ésta, Cuba habría entrado en lo que algunos han comenzado a llamar "segundo período especial". Así, exactamente tal y como se cita, frase como ésa ha sido difundida por Radio Martí, para sólo nombrar un ejemplo.

No se cansará este periodista de insistir en la necesidad y conveniencia de que el mundo alternativo al modelo de prensa cubano y al gobierno de Fidel Castro ofrezca a la opinión pública el reflejo fiel de la realidad isleña, signado a los inicios de este milenio por la constante contradicción que obliga al observador no sólo a mantener su mirada libre de prejuicios, sino además a una conceptualización precisa de los hechos del devenir social. Tales contrastes saltan a la vista, día tras día, hora tras hora. Por ello, al escuchar la aparición de la hipótesis "segundo período especial" vale la pregunta, sin perjuicio de anotar a los reales y graves problemas padecidos por Cuba, de si quienes emplean tal expresión conocen en realidad qué fue y es el primer y hasta ahora único período especial.

Primero, la expresión "segundo período especial" puede hacer pensar en la posibilidad de que se venció "al primero" o que se está a punto de vencerle. Curioso, este subliminal.

Segundo, el único período especial hasta ahora sufrido por la isla se ha manifestado y manifiesta como una crisis de modelo y de inserción en las estructuras económicas internacionales, cuyo resultado ha sido y es la ruptura de un determinado consenso social que no ha sido sustituido por otro.

El huracán Michelle, en este contexto, no es más que una anécdota. Sus desgracias no representan un parte-aguas del devenir isleño, como sí lo fue el crack socialista y todo lo que ello trajo: en primer lugar una situación energética demostrativa de hasta dónde las autoridades cubanas se confiaron en el esquema de alianzas internacionales cuyos pies eran de barro.

La clave del primer y único período especial se encuentra en la energía. Pero hoy es probable que para el primer trimestre de 2002 Cuba genere el 90 por ciento de su electricidad con portadores energéticos nacionales, y que aquella ya supere a la lograda en 1990. No se trata de alabar al gobierno de Fidel Castro; sencillamente, es la realidad, la cual tampoco oculta el inventario de calamidades propio de la isla.

"Segundo período especial" es un concepto peligroso. Primero, porque no se ajusta a la realidad. Segundo, porque parece que se trata de manipular el reflejo de la misma, en un escenario donde sólo con la verdad podrá encontrarse el camino de la libertad.


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