Hambre al
por mayor
Caridad Cristina Alvarez, Grupo Decoro
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - Cuba presentó un proyecto de
resolución en el cual propone que el hambre constituye un ultraje, así
como que viola la dignidad humana y el derecho de toda persona a tener acceso a
una alimentación apropiada.
El documento fue presentado en la Tercera Comisión de la Asamblea
General de Naciones Unidas, dedicada a las cuestiones relativas a los derechos
humanos, según se lee en el periódico Granma -órgano
oficial del Partido Comunista- del 21 de noviembre.
Leer tal ironía mueve a la indignación. Es tan grande la burla
que la reacción se tarda, no aparecen palabras... ¿cómo
calificar semejante falta de respeto al pueblo cubano?
En Cuba el hambre es inevitable cuando se acaban las seis libras de arroz y
las veinte onzas de frijoles que venden a cada compatriota cada mes por la
libreta de racionamiento. Hay hambre cuando sólo te puedes comer un
panecillo de apenas 80 gramos cada día. Sin leche y sin carne hay hambre.
Hay hambre, y abunda la mentira.
Los cubanos estamos desposeídos. Tenemos hambre de comida, hambre de
justicia, hambre de libertad. Estamos llenos, sí, pero de mentiras, de
violaciones, de irrespeto a nuestra dignidad.
Es como la historia de la ramera que le quita la comida al hijo para dársela
al amante de turno. El régimen cubano ayuda a cualquier país del
mundo, funda instituciones internacionales, mientras nuestros ancianos toman
agua con azúcar y nuestros niños tienen hambre desde que nacen.
El hambre es el estandarte de las cárceles que por cientos hay en
este país. La mala alimentación de los enfermos en los hospitales.
La comida mal balanceada en los círculos infantiles, en los seminternados
y en las becas. La merienda prohibida en los centros de trabajo, el almuerzo
deficiente. No, no, eso no es hambre, eso se llama abuso de poder y demagogia
gubernamental.
Ya la desnutrición no es un problema nacional. Nuestros viejitos
flacos no asombran a nadie. Eso no tiene importancia para el gobierno, porque
los dirigentes están bien alimentados. Ellos gozan de perfecta salud,
conforme a su alimentación. Están gordos, mofletudos. Defienden
sus frijoles a toda costa aunque se hunda el pueblo. Mienten ante el mundo
entero. Se comen su propio cinismo.
Por suerte, hay cubanos que se fueron, y las remesas llegan. Por desgracia,
otros y otras se prostituyen, pero pueden comer. Los menos se agarran a las
firmas extranjeras como la hiedra a la pared. Pero la mayoría,
simplemente, se muere de hambre.
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