Pan de
Florida
Joel Blanco García, CPIC / CubaNet
CAMAGÜEY, noviembre - Cuando abastecen de pan a las bodegas del
municipio Florida, ubicado en la provincia Camagüey, la gente de esta región
cubana comunica la noticia de boca en boca. "¡Llegó el
incomible!", "¡Trajeron la chancleta!", "¡La bomba
se encuentra en la bodega!", se escucha decir a los floridanos en
referencia a la mala calidad del producto.
A partir del anuncio empieza el corre corre de la gente y, aunque el pan es "incomible",
todo el que puede lo compra rápidamente, porque hay que ingerir algún
alimento durante el día.
La compra del pan implica la misma escena cada día. Consumidores que
hacen fila frente al mostrador de la bodega correspondiente, manos que tocan el
producto y bocas que exclaman: "¡Ñoooo, qué duro!",
y siempre hay alguien que pregunta: "¿Hasta cuándo va a ser ésto?"
Y siempre hay empleados de bodegas que responden, quizás de manera
preventiva: "Mi trabajo es despachar el pan. Yo no soy quien lo elabora.
Por tanto, eleven sus quejas al Poder Popular".
Sin embargo, recientemente se rompió la rutinaria ceremonia del pan
en Florida cuando en una bodega se produjo el siguiente diálogo.
Después de las quejas y de la respuesta del bodeguero, uno de los de
la cola dijo: "El gobierno local sabe muy bien cuál es la calidad
del pan y todos los problemas que enfrentamos a diario, pero siempre justifica,
justifica y no resuelve nada".
El bodeguero guardó silencio. Contuvo la respiración.
Una mujer agregó: "Sí, los funcionarios del Poder Popular
podrán justificar que el pan es duro, que a veces está tiznado o
que tiene moho, pero no creo que puedan decir que es de buena calidad".
Un anciano gritó: "Estoy seguro que ningún dirigente de
este país se come la porquería esta que nos venden a nosotros. Si
le enseñas uno de estos panes a los dirigentes del Partido Comunista en
este municipio, seguro que dice: 'Sí, compañero, tiene su
problemita pero...es lo que tenemos. Recuerde que estamos bloqueados por el
imperialismo'".
Desde el final de la fila, un joven chilló: "¡Ladrillos!
Este pan es como los ladrillos usados en la construcción. Pero es lo que
nos merecemos por ser tan aguantones".
Con la intervención del joven concluyó la pequeña
rebelión. El bodeguero prosiguió apuntando en las libretas de
racionamiento y despachando panes según la cantidad de miembros de cada
familia.
En Cuba el pan se vende de manera racionada a razón de 80 gramos
diarios por persona. Los habitantes de Florida hace años que se quejan de
la calidad del producto, pero los representantes del Poder Popular no solucionan
el problema.
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