Juan Jesús Armas Marcelo visitó la isla del Caribe veintidós
veces · A pesar de eso, es un anticastrista furioso y se define a sí
mismo como "políticamente incorrecto" · Llegó para
presentar su novela "El
Niño de Luto y el cocinero del Papa"
Patricia Kolesnicov.
Clarín digital. Buenos
Aires, 1 de noviembre de 2001.
Se ríe. Juan Jesús Armas Marcelo es un hombre que se ríe,
que tiene una voz fuerte, que se para en medio de una frase porque su cuerpo
también habla. Se podría decir que Juan Jesús Armas Marcelo
es un escritor español que vino a Buenos Aires a presentar una novela y
sería verdad, pero una verdad mentirosa: Juan Jesús Armas Marcelo
es un escritor canario y Las Canarias son, como él dice "geográficamente
Africa, políticamente España, culturalmente el Caribe".
Se lo ve cómodo en el saloncito del hotel bueno de Retiro. Armas
Marcelo, se ve, no se siente extranjero nunca. Eso empieza a notarse cuando se
hojea la novela que está presentando: El Niño del Luto y el
cocinero del Papa, cuya historia ocurre en Cuba, a partir del viaje del Papa, y,
lo que es más difícil, tiene como narrador a un cubano.
No lo asombra que le pregunten por qué un español se mete a
cubano: "Yo soy hispanoamericano. Soy un español raro porque soy
canario, es decir, soy mitad venezolano y mitad cubano". Lo dice así,
rápido y enseguida lo explica, por si acaso: "La única épica
del archipiélago canario es la emigración. Y la emigración
fue principalmente a Cuba y a Venezuela."
Armas Marcelo dice que su sangre anduvo también por el Río de
la Plata: "Canarias fue central en algún tiempo porque por allí
pasaban todos los barcos. Mi apellido, Marcelo, tiene procedencia argentina. Mi
abuelo era hijo de un italiano que decidió volver a Europa porque le fue
mal en Buenos Aires y terminó en Canarias. Yo aprendí a leer en
casa de mi tía Juana, con el Billiken que llegaba de Argentina".
Todos los lugares, pero especialmente Cuba: "En mi casa escuchaba
hablar de Cuba todos los días, mi abuela tenía dos hermanos en
Cuba". Este hombre rubio, tan blanco que bajo el sol uno lo imagina camarón,
fue a Cuba una vez y otra, hasta contar 22.
Nunca estuvo más de 15 días en la isla, pero no cree que tenga
que pedir permiso para escribir como si estuviera adentro. "A mí,
eso de las naciones...", dice y suspira, se enoja con un adversario que no
está en el salón: "Cuando veo a un tipo que anda con eso de
''la patria'' es que se está robando el país, usted lo sabe, no
vale la pena que me extienda", dice, queriendo contenerse. Pero el dique
falla, su caudal se suelta: "No soy patriota, no tengo interés en
ser nacional de nada. España se convirtió en un país
importante desde que murió Franco y dejó de ser España. No
soy políticamente correcto, ¿y qué?"
Todo esto, dicho con gracia y un acento difícil de definir. Un
latinoamericano de alguna parte, más cerca del Caribe que de los Andes.
Cuba y la Gran Canaria donde nació en 1946 tienen la
insularidad en común. No es poco: es distinto saber que se tiene la
inmensidad al alcance de los pies y pensarse una mancha sólida en el
agua. "Un cubano, Heberto Padilla, decía que el mejor momento de la
isla es el avión. La isla aísla. Pero hay dos tipos de isleños,
el que mira hacia adentro y el que mira al horizonte".
Como al pasar, Armas Marcelo ha dicho "Heberto Padilla" pero sabe
que el nombre será pescado para la conversación. Padilla fue un
escritor que estuvo con la Revolución hasta que la Unión Nacional
de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC) desaprobó su libro Fuera de
juego, en 1968. El libro fue publicado, pero en 1971 Padilla fue acusado de
contrarrevolucionario y lo metieron preso. Después de una autocrítica
lo soltaron y en 1980 tuvo permiso de salida. El "caso Padilla" provocó
la solidaridad de escritores de todo el mundo y su nombre se asoció con
la libertad de expresión en Cuba. Armas Marcelo ha dedicado esta novela a
Padilla, que murió el año pasado en EE. UU.: "No se puede
hablar en Cuba, yo no voy a ver a disidentes. A mí las historias me las
cuenta gente aceptada por el sistema, como Natalia Bolívar, descendiente
de Simón".
Casi cubano, enamorado de las culturas negras de la isla, declarado
anticastrista: "Cuba tiene una dictadura galopante que utiliza las peores
falacias del totalitarismo. Fidel Castro está mejor mientras hay hambre,
está mejor con el terror, con el miedo." ¿Es anticomunista? "¡Vamos!,
no hubo comunismo en Cuba, hubo castrismo, es decir: la utilización de un
sistema político por un dictador nacionalista"
Al saloncito entra una persona de la editorial y le dice que ya es hora, que
lo esperan, pero él no está preocupado por irse sino por decir
algo más sobre los cubanos: "Es el pueblo más preparado de la
zona. Cuando Fidel Castro desaparezca, estará a la cabeza del Caribe, lo
que no es muy difícil, porque el Caribe está muy pobre."
Dice que va a cambiarse antes de salir. Tarda un ratito. Su mujer comenta
que es coqueto. Le queda un rencor: "Yo entro a Cuba legalmente, mis libros
no".
Armas Marcelo es autor de Así en La Habana como en el cielo (en
Amazon.com), Estado de coma (en
Amazon.com), Calima y Los años que fuimos Marilyn, entre otras obras.
Conduce el programa Los libros, de Televisión Española y dio
claves para leer su nueva novela: el personaje es un abogado católico y
homosexual, que cree que Juan Pablo II ha llegado para terminar con el régimen
del Hombre Fuerte. "El Niño de Luto existió, el cocinero del
Papa también. El cocinero se ha quedado en La Habana y ha montado un
restaurante italiano. Algunos me dijeron que eso era inverosímil, ¡y
eso era cierto! he tenido que inventar la realidad y contar lo inverosímil".
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