Cuba,
incumplimiento azucarero
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, mayo - Todo parece indicar que la zafra azucarera 2000-2001
incumplirá la modesta meta de 3,7 millones de toneladas de azúcar.
A pocos días de finalizar mayo, con intensas lluvias en todo el
territorio nacional, únicamente cinco provincias han culminado las
labores y producido el azúcar programado: Cienfuegos, Santiago de Cuba,
Matanzas, La Habana y Pinar del Río. Quedan en la cosecha y procesamiento
de la caña ocho provincias, en su mayoría con un peso decisivo en
los resultados finales de la contienda.
Si algunas dudas hubiera sobre estos sombríos vaticinios, prácticamente
quedan despejadas con las declaraciones formuladas por el ministro del Azúcar,
Sr. Ulises Rosales del Toro, al periódico Granma, publicadas el 23 de
mayo, cuando reconoció "el duro batallar que libra Villa Clara para
convertirse en la sexta cumplidora en esta zafra, aunque cada día se le
hace más difícil fabricar el azúcar que le falta, pues el
rendimiento industrial desciende abruptamente". Añadió el
ministro: "Las posibilidades en el resto de las provincias casi desaparecen
al incrementarse los niveles de humedad".
En Cuba, el rendimiento industrial, es decir la cantidad de azúcar
producida por volumen de caña procesada en los centrales, va reduciéndose
progresivamente, salvo en contadas regiones, a partir de la segunda quincena de
abril, siendo antieconómico moler en mayo, a no ser que existieran
precios sumamente altos en el mercado internacional, alternativa ausente en el
momento actual.
A lo anterior se agrega este año un comportamiento normal de las
lluvias en el quinto mes, con abundantes precipitaciones en las principales
zonas cañeras, acelerándose así la disminución del
rendimiento industrial y las dificultades para el corte y la transportación
de la caña hacia los ingenios.
Además, estas labores, efectuadas muchas veces con equipos pesados en
áreas cañeras anegadas en agua, producen colosales daños
adicionales como son: considerables perjuicios a las cepas, compactación
de los suelos, destrucción de los caminos cañeros, maltrato al
equipamiento, y otros hechos nocivos que se reflejarán negativamente en
próximas zafras.
La lógica indica que debió detenerse la zafra semanas atrás
para evitar moler ineficientemente y lesionar el patrimonio cañero. Pero
eso sería pedir demasiado del modelo económico prevaleciente en
Cuba desde hace años.
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