Escribe Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en La
Habana. Martes, 22 de mayo de 2001 - 22:42 GMT.
BBC Mundo
Los US$100 millones que Estados Unidos enviará a la disidencia
interna cubana continúan despertando el debate entre los opositores.
Mientras es considerado por algunos como una bendición otros lo ven
casi como el beso de Judas.
Para Marta Beatriz Roque, miembro del grupo de los cuatro, recibir ese
dinero es un derecho de la disidencia que servirá para activar el trabajo
opositor, carente en la actualidad de los más mínimos recursos.
Sin embargo, Elizardo Sánchez, presidente de la opositora Comisión
de Derechos Humanos, afirmó que no se puede aceptar ese dinero porque
implicaría la dependencia de un gobierno extranjero.
El tema ha dividido otra vez a los grupos opositores que estaban en medio de
un proceso de unidad tras la promulgación del "Proyecto Varela",
una propuesta que incluye un referéndum para promover cambios legales en
la isla.
Lo cierto es que este dinero entregado de forma pública puede
confirmar las acusaciones de La Habana que sostiene que la disidencia es
digitada y financiada por Washington.
Dinero que quema
El presidente Fidel Castro comentó, a su paso por Portugal, que se
sentía contento de los errores políticos que realizan en
Washington.
Su alegría parece lógica, el "donativo"
estadounidense pone en entredicho la independencia de la disidencia.
De hecho, ubica a la oposición interna dentro del conflicto bilateral
Cuba-EEUU, lo que le permitirá reprimir abiertamente a la disidencia con
la justificación de que dependen de un gobierno extranjero, que es además
enemigo declarado de Cuba.
Los US$100 millones que enviará el Congreso de EE.UU., con la
anuencia de la Casa Blanca, podría ser el peor regalo que reciba la
oposición, tanto de cara a la opinión pública internacional
como a la interna.
"Ese dinero quemará las manos del que lo toque", afirmo
Elizardo Sánchez, uno de los más antiguos y experimentados
opositores a Fidel Castro.
Dinero sin destino conocido
En lo que parece un total desconocimiento de cómo funciona la
sociedad cubana, se piensa destinar parte de ese dinero a la compra y envío
de fax, computadoras, teléfonos celulares y satelitales.
Todos estos equipos necesitan un permiso especial para entrar a Cuba y
tienen un control estricto dentro del país, más aún por
cuanto las empresas que los comercializan y las que prestan servicio son
monopolio estatal.
Con el dinero en efectivo los problemas serán diferentes, aunque no
menores; los disidentes se quejan de que en años anteriores la mayor
parte del dinero no llegó nunca a la isla y temen que la historia se
repita.
Los periodistas disidentes reciben entre US$20 y 30 mensuales y "Radio
Martí nos hace trabajar gratis porque el embargo les impide enviar fondos
a Cuba" nos dijo el periodista Carlos Alberto Domínguez.
Esta situación se puede extender al resto de los disidentes, que en
toda la isla suman un par de miles de activistas, entonces ¿a dónde
han ido a parar los millones de dólares que ya se enviaron?
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