CUBANET .INDEPENDIENTE

25 de mayo, 2001


Para una decisión disidente

Manuel David Orrio, CPI

LA HABANA, mayo - Un día de rutina para un periodista independiente cubano afiliado al proyecto CubaNet, calificado de "excelente" por el diario The Miami Herald, ha cambiado mucho desde 1996. Si en ese año soñar con poseer una grabadora de mano era exactamente un sueño, hoy es cotidianidad. Si entonces todas las transmisiones se hacían por medio del paciente dictado telefónico, a la altura del 2001 lo usual es el fax. Cinco años atrás los ingresos por colaboraciones publicadas llegaban cargados de azares conspirativos. Pero desde 1998 los dineros se reciben por medios legales, reconocidos por el gobierno de Fidel Castro, sin que se hayan producido como regla incidentes vinculables a la represión.

Si se llegó a contar con medios mínimamente aceptables para ejercer el periodismo independiente en la Cuba de Fidel Castro, fue porque un grupo de adelantados puso a prueba el respeto del régimen a los escenarios que aceptó a regañadientes, léase despenalización del dólar y todo cuanto trajo aparejado, por vía de arriesgarse a perderlo todo por ser transparentes y "legalistas", o a hacer pagar ante la opinión pública el precio político y económico de una apropiación ilegal.

El cálculo resultó acertado: el gobierno de Fidel Castro no ha reprimido a un periodista independiente por adquirir algo de legalidad probada, desde el punto de vista de su legalidad, sea la que sea. Alguna excepción habrá, que confirma la regla.

Aunque tan sencilla verdad es constatable, existen quienes pretenden tapar el sol con un dedo. Una noche del verano pasado, Raúl Rivero y quien escribe tuvimos la oportunidad de cenar con norteamericanos vinculados al mundo académico estadounidense, por lo menos uno de ellos de muy elevada jerarquía. A la altura de los postres alguien expresó que amigos de Washington le dijeron que los disidentes no podían adquirir en Cuba equipos de fax. Rivero y yo nos miramos, ocultando el asombro: desde un año atrás éramos propietarios legales de sendos equipos, usados para transmitir los reportes de los grupos de periodistas que encabezamos. Por ello, aconsejé al norteamericano investigar a fondo a sus pesimistas amigos; además, al parecer, desconocedores de que para esa fecha ya se hacía posible comprar computadoras, hoy a la venta en establecimientos tan "de pueblo" como la Plaza de Carlos III.

Uno de esos pesimistas parece ser el Senador Christopher Dodd, quien días atrás se refirió al proyecto de Ley de Solidaridad con Cuba, promovido por sus colegas Helms y Lieberman, por el cual se pretende que Estados Unidos apoye al movimiento cubano por los derechos humanos con una partida de cien millones de dólares distribuidos en cuatro años, incluyendo ayuda financiera directa a los disidentes que residen en Cuba. Dodd afirmó que Fidel Castro se aseguraría de que ésta nunca llegue a manos del cubano promedio y se extendió en consideraciones sobre el presunto fortalecimiento del Estado policial isleño, a costa de esos dineros.

Como Dodd, soy partidario del fin de las sanciones económicas unilaterales de Estados Unidos a Cuba, aunque de él tenga también mis anécdotas. Le conocí en La Habana, en 1999, durante un encuentro suyo con disidentes y periodistas independientes, donde se le explicó con lujo de detalles que la despenalización del dólar había abierto para la emergente sociedad civil isleña un conjunto de posibilidades aún inexploradas, razón por la cual la mayoría de los presentes recomendó o fin del embargo, o por lo menos libre vía para remesas y viajes. Varios lo dijeron claro: "asunto de dinero".

Con embargo, y sin embargo, Dodd parecía hipnotizado por su anterior encuentro de siete horas con Fidel Castro. Más de uno de nosotros, allí, luchó literalmente por atraerle hacia la discusión de cómo favorecer a una emergente sociedad civil cubana, en vez de ocupar el tiempo en hablar del mandatario. Los sacerdotes isleños del culto de Ifá afirman que mientras más se hable de él, más ebbó (limpieza astral) se le hace. Dodd rio de buena gana al escuchar el consejo, pero quedó flotando la duda de si él habría comprendido que el presidente Castro es Historia, mientras la sociedad civil futuro.

Contar estas anécdotas no es gratuito, porque ilustran las incomprensiones e intereses aposentados en la realidad de Cuba de inicios de este milenio, en particular la tendencia a medir el devenir isleño con la vara de Fidel Castro, diríase de todas las cosas. Se pierde de vista, completamente, que el carácter post-totalitario del Estado cubano, su incapacidad para controlar del todo la vida ciudadana, es la clave para entender los procesos actuales que tienen lugar en Cuba.

Con esa clave es que debe evaluarse el peligro que a la disidencia interna podría traer la aprobación de la Ley de Solidaridad con Cuba, sobre la base de que "los disidentes pueden decidir", como bien expresó días atrás The Miami Herald. Pues bien, si de tal se trata, no puede perderse de vista que, antes de la existencia de ese proyecto legislativo, se votó en la Isla la Ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba, vulgarmente conocida como Ley 88, "mordaza" y otros nombres que me reservo, la cual sí es un muy real peligro para la disidencia interna y los periodistas independientes. Por lo tanto, si de correr peligro se trata, mejor con plata en los bolsillos. Desde mi punto de vista, solidarizarse con la libertad de Cuba, previo levantamiento del embargo y sus derivados, sería mucho más efectivo. Europa, Juan Pablo II, parecen pensar así. Pero no puede perderse de vista que dólar en Cuba ha significado más sociedad civil, bien entendida la consigna como "apertura para todos, apertura para los disidentes". Recuérdese: la disidencia no despenalizó al dólar, fue la Fuenteovejuna de Cuba, a ambos lados del Estrecho de la Florida, y pasando sobre las prohibiciones de la Isla y de Estados Unidos. Bienvenida la plata; pero mucho más bienvenida si es para cada cubano, para que cada compatriota sienta el poder de la globalización al tocar un billete verde. ¿Cómo lograrlo?


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