El dinero enviado por los emigrantes latinoamericanos en EE UU está
contribuyendo a la riqueza de muchos países del continente, según
el BID
Rosa Townsend | Miami. El
País. España, miércoles, 23 de mayo de 2001.
El arma más eficaz para combatir la pobreza en Latinoamérica
no proviene de los Gobiernos ni de la ayuda exterior, sino de las remesas de los
emigrantes que viven en Estados Unidos. El año pasado la cifra ascendió
a 23.000 millones de dólares, equivalentes a un tercio de las inversiones
extranjeras en la región.
Las remesas se han convertido en una de las principales fuentes de ingresos
de muchos países, según un informe del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), organismo que la pasada semana propuso abaratar los costos de
envío con el fin de inyectar 3.000 millones de dólares adicionales
al año a las economías de la región.
Promedio
Como promedio, el emigrante latinoamericano en EE UU manda mensualmente
entre 200 y 300 dólares a su familiares, pero la transferencia le cuesta
otros 15 a 30 dólares en cada ocasión. Reducir las comisiones y
las tasas de cambio de divisas aumentaría el flujo de dinero en efectivo.
Simultáneamente, el BID plantea la creación de una red de
cajas de ahorro y otros centros similares que puedan recibir transferencias por
cable desde EE UU y que al mismo tiempo sirvan para estimular la participación
popular en los sistemas financieros, por ejemplo posibilitando a las familias en
Latinoamérica sacar directamente el dinero que les ingresan sus
familiares de cajeros automáticos.
"Queremos maximizar las trasferencias de este dinero de manera que
lleguen cientos de millones de dólares extra a estos países",
señaló Donald Terry, autor del estudio del BID.
Otra de las metas discutidas durante una conferencia sobre remesas
patrocinada por el BID el pasado fin de semana en EE UU es crear oportunidades
para que los emigrantes inviertan en sus países a través de
asociaciones que luego a su vez reinvertirían en proyectos sociales.
Para ello, el BID está en vías de establecer fondos de
desarrollo de inversión, explicó Donald Terry.
Aunque la reducción de costos no llegara a materializarse, el BID
calcula que la cantidad de las remesas se elevará a 300.000 millones de dólares
dentro de diez años. El Fondo Multilateral de Inversiones del BID
pronostica que el envío de remesas a Latinoamérica crecerá
a un ritmo del 7% al 10% anual, impulsadas por el nuevo flujo migratorio.
El nivel de remesas actual supera a la ayuda exterior que recibe Ltinoamérica
en conjunto. Y en seis países excede en un 10% de su producto interior
bruto (PIB): Haití, el 17%; Nicaragua, 14,4%; El Salvador, 12,6%;
Jamaica, 11,7%; República Dominicana, 10%, y Ecuador, 10%.
México es, con diferencia, el mayor beneficiario, con un monto de
6.800 millones de dólares, que equivale a los ingresos por turismo, casi
al doble de las exportaciones agrícolas y a dos tercios de las ganancias
que deja la industria del petróleo. Le sigue Brasil, con 1.900 millones,
y República Dominicana, con 1.750 millones.
El Salvador recibe 1.580 millones de dólares, que suponen siete veces
la cantidad de las inversiones directas del extranjero.
En República Dominicana, el dinero de los emigrantes representa el
triple de las exportaciones agrícolas y las que llegan a Colombia son
equiparables a la mitad de los ingresos que obtiene el país por las
exportaciones de café.
Oleada migratoria
La oleada migratoria que se ha producido en Ecuador en los últimos años
lo ha convertido en el país que ha experimentado un crecimiento más
rápido en los ingresos por remesas, que ascienden a 1.200 millones de dólares.
El informe del BID no incluye las remesas a Cuba, que se calculan en 1.000
millones de dólares anuales. "La mayoría de las remesas son
de gente pobre en Estados Unidos enviando dinero a gente pobre en Latinoamérica",
afirmó Terry. El emigrante latinoamericano medio en Estados Unidos suele
ganar con su trabajo entre 20.000 y 26.000 dólares brutos al año.
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