Adolfo Rivero Caro. Publicado el viernes, 18 de mayo de
2001 en El Nuevo Herald
Una tersa información del reportero
independiente Ricardo González Alfonso llegó desde La Habana a
través de la agencia de noticias CubaNet: "La policía política
capturó ayer al dirigente opositor René Montes de Oca Martija en
la barriada de Mantilla, en el municipio Arroyo Naranjo de esta capital. Montes
de Oca, secretario general del Partido pro Derechos Humanos de Cuba (PPDHC),
afiliado a la Fundación Andrei Sajarov, se fugó hace un par de
semanas de la penitenciaría conocida como Bachiplán,
perteneciente a la cárcel avileña de Canaleta. Agentes del
Departamento de Seguridad del Estado (DSE) apresaron al disidente alrededor de
las seis de la tarde en la vivienda donde reside Yani Valdés Méndez,
de 27 años, que es miembro del ejecutivo del PPDHC''.
Montes de Oca estaba preso desde el 4 de julio del año pasado. ¿Cuáles
eran sus presuntos delitos? Pedir la libertad de los presos políticos,
elecciones libres, reforma del código penal y la posibilidad de recibir
una educación cristiana en las escuelas. Semejante audacia lo había
hecho merecedor de un año y nueve meses de prisión.
Merece la pena reflexionar sobre lo que ha hecho este hombre. ¿Fugarse
de la cárcel? ¿En Cuba? ¿Y sin tener organizada ninguna salida
al exterior? Es más, ¿sin ni siquiera haberla intentado? ¿Acaso
está loco? No, no está loco. Montes de Oca es un síntoma.
El síntoma de un cambio en la conciencia política del país.
A Montes de Oca, y a tantos otros opositores, la amenaza de la represión
no los coarta, ni los paraliza, ni los limita. Y esa actitud les permite
realizar verdaderas hazañas. En muchos pueblos y barrios ya encabezan la
lucha por demandas populares concretas. Extrañamente, los artistas y los
disidentes cubanos parten de una misma premisa: en Cuba se vive una situación
contraria a la razón y a la lógica. Es su reacción a esa
situación la que ha sido diferente. Por el momento.
Montes de Oca estaba consciente de que iba a ser capturado nuevamente. No le
importaba. En una entrevista telefónica con Jay Nordlinger, el managing
editor de la revista National Review, le explicó que merecía la
pena con tal de llamar la atención del pueblo de Estados Unidos y la
comunidad internacional sobre el caso de Cuba. Nordlinger se impresionó
tanto que publicó la entrevista (cuya traducción al español
puede leerse en www.neoliberalismo.com).
Esta conciencia política que se está formando en el país
ha vuelto a hacer posible la vida clandestina. Educado políticamente en
el desafío público y abierto al régimen, el dirigente del
PPDH nunca se propuso hacerla. Constantemente, estuvo haciendo llamadas al
exterior y poniéndose en contacto con la base de su partido en varias
provincias. Y, sin embargo, a la policía política le tomó
15 días poder capturarlo. Y lo detuvieron en un lugar obvio: la casa de
una militante de su partido. La conclusión es clara: la eficiencia de la
policía política cubana es cada vez menor, porque depende de una
colaboración popular que se reduce cada vez más. Montes de Oca
tuvo una protección de masas y, de habérselo propuesto, es muy
probable que hubiera podido vivir indefinidamente en la cladestinidad.
¿Por qué no? ¿Quién va a creer que es un terrorista
que quiere destruir la nación cubana? ¿Quién no respeta y
admira a mi amigo, Vladimiro Roca, a Oscas Elías Biscet, a Gustavo Arcos,
a Payá? ¿Cómo no admirar a Héctor Rodríguez
Palacios, que ha fundado un centro de estudios sociales? ¿Quién
puede creer que estos hombres y mujeres sean traidores y delincuentes? ¿Acaso
no los buscan para reunirse con ellos presidentes y ministros extranjeros? ¿Acaso
el presidente de Francia no condecoró a Elizardo Sánchez? ¡Con
quien no quieren reunirse esas personalidades internacionales es con Fidel
Castro! Como lo demostraron al no invitarlo a la reciente Cumbre de Québec.
A quien la mayor parte del mundo considera un delincuente y un terrorista es a
Fidel Castro. Es por eso que para buscar apoyo político, el dictador
cubano ha tenido que ir... a Irán.
Ese ambiente popular de creciente simpatía por la disidencia es el
que, en cualquier momento, va a determinar su dramático crecimiento. Se
equivocan los que dan por descontado un cambio controlado por la nomenklatura.
Todos los días se rompen esquemas y se hace realidad lo que poco tiempo
antes era impensable. El gran protagonista del futuro de Cuba, la gran oposición
cubana, apenas se está empezando a formar. Montes de Oca no sólo
es un ejemplo de lo posible sino un síntoma de lo por venir.
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