CUBANET... INTERNACIONAL

Mayo 17, 2001



Más debate sobre los artistas cubanos

Por Aleida Durán. CONTACTO Magazine. Mayo 17, 2001

Entre los cubanos de Estados Unidos hay dos formas de entender el proyecto de incluir a músicos que viven en Cuba en las nominaciones para los premios Grammy. Una: no deben participar. No son artistas libres sino instrumentos de un sistema político que los usa para su propio beneficio. Dos: si los cubanos en Estados Unidos "están ayudando a mantener aquel sistema" con sus viajes a la isla y sus envíos de remesas en dólares, ¿por

qué negar a los artistas la oportunidad de mostrar su arte y optar por un premio?

En general, quienes sustentan el primer criterio sobrepasan los 60 años; los segundos están entre los 20 y los 50.

Entre los hispanos de Estados Unidos, los cubanoamericanos tienen el mayor porcentaje poblacional de 65 años de edad o más, con el 21% del total, mientras que por ejemplo los mexicanos con esa edad son sólo el 4%, los centro y suramericanos son sólo el 5%, y los puertorriqueños el 6%.

Mientras tanto, muchos hispanoamericanos no cubanos que viven en Estados Unidos no entienden cuál es el problema de "los cubanos de Miami" con el Grammy. "El arte no tiene nada que ver con la política", afirman.

Los premios Grammy son oficialmente reconocidos como los National Academy of Recording Art and Sciences Awards. Sus alrededor de 6,000 miembros votantes seleccionan cada año a los ganadores en casi 70 categorías. Entre éstas, figuran el disco del año, álbum del año, canción del año, mejor voz masculina, mejor voz femenina y una extensa gama de géneros musicales.

Conjuntamente con la selección de Miami como sede del Grammy Latino este año, fue planteada la inclusión de grabaciones de músicos de Cuba. Eso ha generado una apasionada controversia.

El punto focal de la polémica radica en la llamada "capital del exilio cubano", Miami, en donde reside el grueso de la comunidad cubana. Pero se extiende por todos los rincones de Estados Unidos en donde hay cubanos. Las diferencias de criterio son básicamente generacionales, según las respuestas en una muestra de 82 personas no relacionadas con organizaciones políticas o anticastristas, a quienes se les preguntó, mayormente en la Florida.

Los cubanos mayores no olvidan las heridas sufridas en el período más violento de Cuba en los ultimos 42 años: los primeros tiempos que siguieron a la toma del poder por parte del régimen actual, que luchaba entonces a sangre y fuego por afianzar lo que la oposición cubana llama el totalitarismo, que significa el control total de la sociedad por parte del Estado.

Esa generación casi completa rechaza que músicos de la isla opten por un premio en la misma región que los exiliados convirtieron, de páramo desierto en un emporio de riquezas, puerta de entrada a Estados Unidos y capital de la América que habla español. Decenas de ellos tuvieron un hijo, un padre, un familiar o un amigo fusilado o encarcelado por las fuerzas de seguridad castristas. Quizás muchos de ellos mismos sufrieron prisión o fueron perseguidos. Centenares dejaron atrás sus familias y, todos, la patria.

En 43 personas mayores de 65 años, 40 mostraron rechazo a la participacion cubana procedente de la isla. En Cuba, todos los artistas son empleados del gobierno, por lo que se entiende que el mundo cultural del país tiene un carácter oficialista.

"Yo no puedo aceptar tranquilamente que esos músicos ganen aquí prestigio y dólares que serán para Castro", expresa Haydée Garcia. "El régimen no permitiría la oportunidad de grabar y competir a músicos que no sean muy buenos. Y estos son férreamente controlados por el régimen. De otra manera no los dejarían venir y arriesgarse a que se queden".

En las respuestas no se detectó rechazo personal hacia los artistas de la isla propiamente, sino hacia el régimen que los gobierna.

"Yo no estoy contra los músicos cubanos pero sí contra el derecho de participación de ellos. Si alguien de la isla gana un premio, tanto el honor como el premio en metálico serán para Castro, no para el artista", apunta Ana Luisa Rodríguez.

Juan Mata, en los 60 años, es amante del arte y opina que éste "no debería mezclarse con la política".

"Soy de "línea dura" contra Castro, pero como amante del arte me identifico con los artistas. Además pienso que el contacto con el exterior contribuyó a diluir el comunismo en Rusia y en los países europeos. Creo también que la vida y las situaciones se van transformando", señala Mata.

Su esposa Ana, sin embargo, se opone rotundamente a la participación de artistas de la isla.

Los más jovenes captan el cuadro desde un ángulo distinto. Treinta y siete de 39 entre las edades de 25 y los 50 años, rebatieron el criterio de los primeros. Traidos por sus padres a los Estados Unidos cuando eran pequeños, o nacidos aquí, no sufrieron las experiencias de sus progenitores. No ven "nada malo" en que los artistas de Cuba actúen en Estados Unidos u opten por premios.

Raúl Pérez, en sus 30, nacido en Miami de padres cubanos llegados a esa ciudad cuando eran adolescentes, no considera inconveniente que los artistas de Cuba vengan, actuen y/o ganen premios.

"Si los cubanos están ayudando a mantener a Castro con sus viajes a Cuba y sus remesas familiares, ¿por qué se oponen a que los artistas de Cuba vengan aquí?", arguye, mientras manipula su yate en un canal de los cayos de la Florida para salir de pesquería al mar.

La cercanía de Cuba y la concentración de cubanos en el área floridana, impiden a los cubanos, aún de segunda generación, mantenerse ausentes de los asuntos cubanos, como sucede a algunos jóvenes en otras áreas.

La Dra. Ana Hernández, médico también en sus 30, resta importancia al "asunto Grammy".

"Nosotros - dice refiriéndose a un grupo de su generación- trabajamos de otra manera. Por ejemplo, hemos formado una red pidiendo que se transmita por e-mail una protesta por la nominación de Fidel Castro para el Premio Nóbel de la Paz. Tratamos de hacer una cadena extensa que llegue a gente en todas partes del mundo".

El escritor Vicente Echerri, de poco más de 50 años, y Francisco Figueroa, también con más de 50, favorecen la participación de los cubanos de Cuba en el Grammy.

"Siempre he dicho que es necesaria la reunión de los dos pueblos, el de aquí y el de allá; el diálogo abierto, no con Castro, sino con el pueblo", proclama Echerri. El Grammy sería una oportunidad de relacionarse con los artistas de Cuba".

"Pienso que el artista debe tener el derecho a realizarse. Cuando el arte se politiza deja de ser arte", opina Figueroa.

Su hijo Frank, músico de 28 años, amplía: "Esto de los artistas de Cuba no es una cuestión de dinero, sino de cultura y quienes se oponen a que vengan artistas de allá están dañando la cultura cubana como entidad. El mundo tiene que saber que la música cubana es mucho más que eso que llaman "salsa". Por otra parte, si cuando los artistas vienen de Cuba les tiramos huevos y piedras, le estamos haciendo el juego a Castro. Eso es lo que él quiere: mantener divididos a los dos pueblos. Es cierto que los artistas cubanos en Estados Unidos no podemos actuar ni aspirar a premios en la isla; pero no tenemos por qué imitar lo malo."

No es la primera vez que músicos de Cuba participan en la contienda por un premio Grammy. En 1978 lo ganó la orquesta Irakere.

"Nunca llegamos siquiera a ver el premio. Yo, de todos modos, agradezco todos los premios que he recibido; pero soy escéptico con respecto a ellos. No siempre son justos o tienen que ver con el arte", dice Paquito D'Rivera, quien fundó Irakere junto con otros músicos. En 1980, estando en Madrid durante una gira, pidió asilo político en la Embajada de Estados Unidos.

"Yo, como músico que tiene aun amigos en Cuba, no puedo oponerme a eso (la participación de músicos de Cuba); pero tampoco puedo ver con simpatía que participen porque nosotros, los que estamos aquí, no podemos participar en nada allá (en Cuba)", subraya D'Rivera.

En Cuba, artistas y escritores importantes como Celia Cruz, el propio D'Rivera, el Premio Cervantes Guillermo Cabrera Infante y otros están prohibidos y sus obras artísticas y literarias son conocidas sólo por una élite que las intercambia casi clandestinamente.

"A nivel personal, puedo recibir en mi casa a algunos (no a cualquiera) músicos que vienen de Cuba; Pero no voy a aplaudirlos a un teatro si se presentan", expresa D'Rivera.

Recientemente, alguien de Cuba le comentó "lo bonito" que sería que músicos de Cuba grabaran aquí, por ejemplo, con "la señora Celia (Celia Cruz).

"!Ah, cab ....!, ¿así que ahora es la "Sra. Celia. ¿Porque hasta hace dos años ella era en Cuba "esa negra gusana", le respondió Paquito.

Por otra parte, algunos piensan que la inclusión de cubanos de Cuba en los Grammy podría no ser arte, sino negocio.

Un empresario norteamericano, quien habló a condición de que no se revelara su nombre, contó cómo es el proceso de traer músicos de Cuba a actuar aquí. Los empresarios tienen "contactos" dentro de Cuba (obviamente funcionarios de menor importancia del gobierno), quienes les sugieren músicos con cierto talento, ansiosos de "respirar" fuera de "la isla de Castro".

En virtud del intercambio cultural que permite Estados Unidos, obtienen las visas de entrada, y dueños de teatros, clubes nocturnos, salones, etc. garantizan un determinado número de venta de boletos. Las ganancias se dividen entre el empresario y el "contacto". El artista sólo recibe 50 dólares diarios de dieta y 75 si es muy conocido. El alojamiento no sale caro: cuatro personas en una habitación de hotel o motel barato.

Según Manuel Balboa, tesorero del Instituto Cubano Americano de la Cultura (CACI por sus siglas en inglés), organización que produce anualmente en Los Angeles el Festival de la Cultura Cubana con artistas exiliados, la tarea de contratar músicos que viven en Estados Unidos es "ardua y cara", de ahí que traerlos de Cuba "sea un buen negocio para ciertos empresarios".

Balboa, quien ha contratado a figuras como Celia Cruz, Willy Chirino y Albita, asegura que el costo de cualquier estrella cubana exiliada oscila entre "los cinco mil y los 25 mil dólares" dependiendo "de su popularidad en el mercado y la cantidad de personas que pudiesen asistir al evento".

Además, el pago y otras condiciones se establecen "mediante un contrato y el depósito del 50% del pago, y en el contrato se especifica que de no llevarse a cabo el evento por condiciones ajenas al artista, a éste hay que pagarle la cantidad acordada", indica el ejecutivo de CACI.

A las estrellas "hay que traerlas por avión a Los Angeles en primera clase, hospedarlas en hoteles de cuatro y cinco estrellas, garantizarles transporte de uno a otro punto de la ciudad, cosa que en el caso de las estrellas es por lo general una limusina y en el de los músicos acompañantes un van", agrega Balboa.

Otro gasto es la contratación del sonido, que en su punto más alto "puede llegar hasta los 6 mil dólares", añade.

La dieta diaria parece ser muy similar con 50 dólares para solistas y 35 dólares para los músicos acompañantes, pero en el caso de las estrellas "es comedor abierto, con lo que la figura quiera consumir".

El embargo comercial de Estados Unidos al régimen de Castro impide que a los artistas de la isla se les pague por sus actuaciones, pero permite que se presenten en territorio norteamericano bajo el concepto de intercambio cultural sólo con el pago de la dieta, el transporte y el hospedaje.

Las presentaciones de artistas cubanos en Estados Unidos datan de las décadas de los años 30 y 40, especialmente durante el surgimiento del llamado Afro Cuban Jazz.

© CONTACTO Magazine

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