¿Fin
del descontrol?
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, mayo - La creación del Ministerio de Auditoría y
Control se anunció a inicios de mayo en la prensa cubana, subrayándose
"(...) el decidido propósito del Estado y el gobierno de elevar la
probidad y la disciplina en la administración de los recursos".
El descontrol en la gestión de los bienes públicos y la
persistencia de la corrupción constituyen dos de los problemas más
graves que enfrenta la sociedad desde hace años, agudizados durante el
llamado "período especial" a niveles espectaculares.
Estos fenómenos no sólo producen incalculables pérdidas
materiales, sino también son factores degradantes de la ciudadanía.
Muy en particular afectan a las nuevas generaciones, criadas en convivencia con
actividades ilegales y delictivas desde temprana edad en no pocas ocasiones.
Las informaciones oficiales confirman la seriedad de dicho asunto. En las
auditorías realizadas en el 2000 a 300 empresas seleccionadas por el alto
grado de importancia, el 54 por ciento presentó malos o deficientes
resultados en el control de los recursos y en el registro de los hechos económicos.
Por otra parte, el sistema de Perfeccionamiento Empresarial (SPE) iniciado
en agosto de 1998 con el objetivo de incrementar la eficiencia económica
de las entidades estatales, marcha lentamente y, al cierre del primer trimestre
del año en curso, a pesar del tiempo transcurrido, sólo 100
empresas lo aplicaban integralmente.
Uno de los principales valladares para ingresar al SPE ha sido la deficiente
calidad de los registros contables. Incluso en 1999, por problemas en ese
sentido, fueron suspendidas 10 empresas que ya habían comenzado el
proceso de aplicación del SPE. En el 2000 sucedió lo mismo con 290
incorporadas el año anterior.
Según informó en febrero el secretario ejecutivo del Grupo
Gubernamental encargado del SPE, Sr. Armando Pérez Betancourt, un total
de 1,104 empresas (el 31 por ciento de las existentes en el país) han
sido propuestas por los Ministerios y otros organismos centrales para ingresar
al sistema. Sin embargo, sólo 675 (el 61 por ciento) posee una
contabilidad confiable, elemento indispensable para acceder al SPE. Debe
subrayarse que estas empresas escogidas comprenden la mayoría de las más
importantes, por lo que podrá imaginarse el estado de los registros
contables de las restantes.
El descontrol y la corrupción son elementos consustanciales al modelo
económico imperante en el país. Existen a causa de factores que
perviven y se desarrollan a su amparo. En primer lugar, la hiperestatización
de la gestión económica es un formidable obstáculo para
realizar una administración eficiente. Miles de microempresas comerciales
son imposibles de controlar centralmente, por lo que representan un estímulo
a las actividades ilícitas.
A lo anterior se agrega una economía siempre con escasez de infinidad
de productos, lo que unido a los descontroles de los recursos y salarios
insuficientes, constituye un excelente caldo de cultivo para las actividades
delictivas en centros laborales.
Como si fuera poco, menudean distintos tipos de mercados con sus respectivos
sistemas de precios, alentándose así la especulación. No es
difícil encontrar la oferta de un mismo artículo con variados
precios, lo que se complica con la circulación de dos monedas a la vez,
el debilitado peso cubano y el pujante dólar norteamericano.
Esta dualidad monetaria, adicionalmente, dificulta el establecimiento de
controles eficientes y la evaluación de la actividad económica.
Ante todo, a causa de que la tasa de cambio actual para las operaciones
comerciales (un peso igual a un dólar) carece de realidad y, por lo
tanto, aún en el caso de aquellas entidades con una contabilidad que
pudiera calificarse de aceptable desde el punto de vista metodológico,
sus resultados tienen poca o ninguna credibilidad.
Por último, el personal empleado en la administración de las
empresas por lo regular recibe salarios bajos, no acordes con la responsabilidad
que tiene la labor desempeñada. Además, la mayoría de las
entidades carece de las condiciones mínimas y los medios idóneos
para realizar la actividad, sin olvidar la inexistencia de un reconocimiento
social para este tipo de trabajo, de lo cual tiene gran responsabilidad la
propaganda oficial con su supuesta lucha contra el burocratismo.
La creación del Ministerio de Auditoría y Control con el fin
de enfrentar esta compleja situación tiene reducidas posibilidades de éxito.
No es con nuevas estructuras burocráticas que puede eliminarse el
descontrol y la corrupción en Cuba. Para ello habrá que ir a las
raíces de esos malsanos fenómenos, originados por un modelo de
gestión que por su esencia los genera continuamente.
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