Zafra
azucarera: actualidad y pronóstico para el próximo año
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, mayo - A punto de culminar la zafra azucarera 2000-2001, no
se han cumplido de las optimistas predicciones de los especialistas y jerarcas
del gobierno vinculados a la producción del azúcar.
La minúscula meta de 3,7 millones de toneladas de azúcar fue
demasiado para el centenar de centrales encargados de realizarla. La estrategia
azucarera diseñada por el general Ulises Rosales del Toro buscaba
principalmente eficiencia al conjugar un por ciento elevado de las capacidades
de molida de las fábricas y rendimientos agrícolas aceptables con
un flujo estable desde los campos de caña hacia los basculadores de los
ingenios.
Los resultados son desastrosos. La cifra de fábricas de azúcar
paralizadas durante la contienda es la más alta de todos los tiempos:
cincuenta. Los volúmenes de producción de crudo por provincia ni
siquiera llegan a la mitad de la producción media lograda históricamente.
Como nunca antes faltó la caña y los rendimientos agrícolas
fueron bajos.
Los resultados de esta zafra indican la necesidad de replantear la política
azucarera y también señalan que la actual dirección del
ramo no es capaz de dirigir correctamente el centenar de centrales activos y
sacar de las tierras la materia prima necesaria para fabricar los dulces granos.
¿Cuántos centrales azucareros no molerán en la próxima
contienda? ¿Por qué si casi un tercio de las fábricas están
paralizadas, el Ministerio del Azúcar se empeña en mantener
cientos de miles de hectáreas bajo su control ineficiente?
Salvo excepciones en los meses de diciembre y enero el resto del tiempo fue
propicio para el desarrollo de una buena zafra. En los meses de mayor actividad
no se usaron plenamente las posibilidades de molida y el mes de mayo sorprendió
a por lo menos la mitad de los centrales en molienda con más caña
de la planificada, lo que conllevó a dos variantes: o se muele a
cualquier costo o se deja de producir lo que falta para cumplir, con el
consiguiente incumplimiento, ya sea para el consumo nacional o para la exportación.
La realidad desmiente los eufemismos enarbolados por el gobierno cubano
sobre la diversidad de producciones, energía, azúcar ecológica,
alcoholes o caramelos en magnitudes que no difieren de las alcanzadas por los
trapiches del siglo antepasado.
Pero lo más preocupante ahora es que las siembras se han atrasado,
igual que la atención a los retoños, lo que ya perjudica la zafra
próxima.
Hoy, pocos recuerdan el triunfalismo de inicios de la campaña
azucarera 2000-2001. Vendrán meses de silencio, algunas reflexiones
moderadas, unas cuantas sustituciones y después nuevos vaticinios
alentadores para al final, nuevamente, volver a tratar de justificar lo
injustificable. Mientras esto acontece, la llamada locomotora económica
del país (la producción de azúcar) sufre paulatinamente la
amputación de sus maltrechos caballos de faena.
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