Guillermo Estévez. Publicado el lunes, 14 de mayo de
2001 en El Nuevo Herald
La victoria de este año en la Comisión de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas en Ginebra ha constituido un hecho histórico diplomático
en el Palais de Nations (ONU) y fuera de él, que sorprendió a
muchos allá y aquí. Castro en persona, su ministro Roque (el cual
habló ante la Comisión el 28 de marzo), la delegación
cubana de más de 12 miembros y sus aliados a nivel de la ONU, y fuera,
hicieron todo tipo de maniobras diplomáticas y no diplomáticas
(chantaje, presión, promesas, ofrecimientos, cooperación, ayuda,
convencimiento y uso ilimitado de fondos --$$-- a nivel local y mundial) a fin
de obstaculizar la resolución condenatoria. ¡Pero la victoria fue
nuestra!
¿Con qué contamos nosotros en Ginebra? ¿Con qué
podemos hacer presión? ¿Qué podemos ofrecer a cambio del voto
a algunas naciones? ¡Nada! Y además hay que tener en cuenta que
algunas de esas naciones que nos apoyarían podrían sufrir
represalias por parte de Cuba y de sus castrocomunistas locales. ¿Cuántos
y dónde están nuestros hombres combatiendo con las armas o en la
resistencia urbana activa? ¿Cuántas naciones nos respaldan a través
del mundo? ¿Están los altos y poderosos medios (TV, radio y prensa
escrita) nacionales, multinacionales, globalistas, elitistas y aun locales con
nosotros como están con Palestina, Chiapas en México, el Tíbet,
Colombia y como estuvieron con Chile y Argentina, el Congo, Africa del Sur, los
Balcanes, etc.?
Podría seguir con estas preguntas, que son en su mayoría lo
que determina un voto a favor o en contra en la Comisión de Derechos
Humanos. ¿Con qué hemos contado para obtener las diez victorias de
Ginebra que hemos obtenido desde 1991 hasta el presente? Hemos contado con la
razón, con las víctimas, con los países avanzados de
gobiernos y ciudadanías civilizados y con los grupos, organizaciones e
individuos del exilio, con la oposición y la disidencia interna de Cuba,
y con la digna y pequeña pero incansable prensa que nunca ha cesado de
pregonar nuestra causa y denunciar los desmanes.
Como ustedes saben, la razón principal de la condena de Ginebra es la
existencia del tirano Fidel Castro y el sistema de terror; las torturas psicológicas
y físicas; los fusilamientos, el robo e incautación de
propiedades; las golpizas, los actos de repudio, la abolición de los
sindicatos libres; la cultura y educación bajo una dirección y
meta del partido; la prohibición de salida y entrada libre de los cubanos
en su país en cualquier día sin que se vean expuestos al chequo
previo de la seguridad cubana (policía política); el embargo
interno de todas las libertades (civiles, económicas, políticas,
culturales); la destrucción de las estructuras y la infraestructura en
las ciudades y pueblos; la destrucción ecológica del país,
etcétera, etcétera...
Nuestras víctimas son múltiples: los fusilados, los presos políticos
(más de 1,400 actualmente a consecuencia de una activa oposición y
disidencia); los campesinos reconcentrados y despojados de sus tierras; los
desaparecidos, los ahogados y ametrallados en el aire y en el mar; los alzados
asesinados en las lomas del Escambray, en Oriente, en Pinar del Río y en
los llanos; los asesinatos inmisericordiosos a prisioneros (más de 100)
en Girón; los condenados a trabajo forzado en la UMAP por "conducta
impropia''; los acosados y perseguidos periodistas independientes; los
trabajadores expulsados del trabajo por disentir; los cubanos discriminados por
cubanos miembros del partido; los que pasan hambre, necesidades y pobreza; los
dignos cubanos presos en territorios extranjeros por la causa de Cuba; y los dos
millones de exiliados forzosos desde 1959 hasta el presente.
La otra explicación de nuestra victoria en Ginebra está en el
apoyo incondicional en materia de derechos humanos de Estados Unidos, de las
naciones con antiguos gobiernos de sistema comunista prosoviético; de la
Unión Europea, que siempre ha votado en bloque en nuestro favor; y de
ciertos países latinoamericanos, africanos y asiáticos que con
admirable dignidad y vergüenza se han atevido a votar en contra de Cuba.
En contraste está el sistema de Cuba, que lo tiene todo: poder,
dinero, aliados ideológicos y militantes alrededor del mundo; apoyo
incondicional de todos los gobiernos de dictadura de derecha e izquierda en
foros internacionales; simpatizantes o clientes pagados en las universidades y
la alta media.
Por tercera vez consecutiva, y décima vez en total, el gobierno
cubano ha sido puesto no en el banquillo de los acusados, sino en el banquillo
de los condenados al nivel de otras tiranías. Este voto en Ginebra nos
debe servir de estímulo en nuestra lucha por la libertad de Cuba. Para mí
personalmente fue una emoción indescriptible y una experiencia
extraordinaria el estar presente cuando el voto final, que muchos daban por
perdido, fue tomado y resultó en nuestra victoria. La razón, la
justicia y las víctimas triunfaron en Ginebra.
Activista de derechos humanos. Fue director de International Rescue
Committee, Inc.
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