El Universal.
México. Mayo 10, 2001
La diplomacia mexicana ha sufrido cambios perceptibles. Uno de ellos, el
giro de la política hacia el gobierno de Cuba. "Sí, amigos,
pero sin cerrar los ojos a la falta de democracia", han dicho las
autoridades mexicanas. Por ello, la embajadora Mariclaire Acosta quería
entrevistarse con los disidentes cubanos. Deseaba una foto. Pero la cancillería
de la isla no pensaba igual. Y ante la imposibilidad, la embajadora empleó
un método sui géneris : mediante valija diplomática, envió
a los opositores al régimen de Fidel Castro un cuestionario. Con las
respuestas obtenidas, la funcionaria llegó a la conclusión
anunciada en la sede de la ONU: "Todos los informes coinciden en la
persistencia de violaciones graves en Cuba a los derechos humanos fundamentales".
Sólo quería una foto. En enero de este año, la
embajadora mexicana Mariclaire Acosta viajó a la capital de esta isla y
pidió a los funcionarios del gobierno de Fidel Castro su ayuda. Era por
conveniencia mutua. Quería una foto. Una imagen en la que apareciera ella
con los disidentes. Para aplacar las presiones de Estados Unidos.
"No", replicaron los funcionarios del gobierno castrista. A quién
se le podía ocurrir semejante propuesta. Mariclaire Acosta, una antigua
defensora de los derechos humanos, buscaba una salida diplomática, hablar
con los líderes de organizaciones disidentes que viven en Cuba.
Y no pudo hacerlo de viva voz, pero pronto hallaría la forma de
recoger los testimonios que fundamentarían la abstención mexicana,
en la condena de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en contra del
régimen del comandante Castro. Utilizó la valija diplomática
de la Embajada de México en este país, para entregar a los
opositores del gobierno cubano, en mano propia, un cuestionario. Las respuestas
que obtuvo sirvieron para reforzar la posición mexicana sobre la situación
de los derechos humanos en la isla.
Gracias a ello, Acosta Urquidi pudo decir, en Ginebra, Suiza, el 18 de
abril, lo siguiente: "Todos los informes sobre Cuba coinciden en señalar
la persistencia de violaciones graves a los derechos humanos fundamentales, así
como a la falta de garantías judiciales, eficaces y suficientes para el
respeto y protección de quienes, por disentir políticamente o
defender activamente los derechos humanos, son hostigados en forma sistemática,
y sometidos a penas y castigos excesivos y severos".
La posición de Acosta fue descalificada de inmediato por los
secretarios de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República,
el priísta Germán Sierra y el perredista Lázaro Cárdenas.
"No tiene el respaldo constitucional", porque "no ha sido
ratificada por esta Cámara como embajadora especial". Por lo tanto, "no
puede criticar a Cuba en nombre de México". Sin embargo, de acuerdo
con la propia Mariclaire Acosta, México no votó contra Cuba porque
"no pudo tener" un panorama completo de lo que allá sucede, en
materia de derechos humanos. Expuso que cuando ella viajó a Cuba, en
enero pasado, "no se contó con la cooperación del gobierno
cubano para ese fin, a pesar de que se le solicitó reiteradamente".
Ante esa negativa, Mariclaire Acosta debió recurrir a enviar
cuestionarios a los disidentes. Los opositores al régimen castrista
entregaron sus textos en la Embajada de México en Cuba, para que fuesen
enviados a la embajadora Acosta.
Al respecto, la embajadora Acosta Urquidi, cuestionada por este diario,
respondió: "Sobre el tema de Cuba ya no tengo nada más que
decir".
Tampoco los cubanos quisieron decir nada sobre los cuestionarios. Las múltiples
solicitudes hechas en la Cancillería de la isla no tuvieron respuesta.
Una propuesta indecorosa
Aunque la embajadora Acosta argumentó que en su viaje, en el cual la
acompañaba el subsecretario Gustavo Iruegas, no tuvo las facilidades para
tener un retrato más fiel de la realidad cubana, existen otras versiones.
Fuentes diplomáticas de México en Cuba dijeron no tener
conocimiento de que alguna de las entrevistas que solicitó Mariclaire
Acosta le haya sido negada. "Hasta donde sabemos, todas las puertas se le
abrieron. No solicitó algo que no se cumpliera".
Iruegas y Acosta se reunieron con el ministro de Relaciones Exteriores de
Cuba, Felipe Pérez Roque, y con Ricardo Alarcón, presidente de la
Asamblea Nacional.
El propio canciller Pérez Roque reveló que Acosta e Iruegas le
solicitaron los apoyara, para que se tomasen una fotografía con
disidentes cubanos, en el Centro de Intereses de Estados Unidos, y con ello "calmar
la presión de este país hacia México". "No lo
aceptamos", aseveró Pérez Roque, en declaraciones públicas.
La posición de México sobre Cuba, en materia de derechos
humanos, empezó a perfilarse desde el 20 de julio pasado, en Washington.
Unos días después del triunfo electoral de Vicente Fox, el ahora
canciller Jorge Castañeda, uno de los responsables del área
internacional del equipo de transición, expuso: "México no
abandonará su tradicional amistad con Cuba, cuando asuma el poder",
pero "jugará un papel más activo en la defensa de los
derechos humanos y la democracia, en el escenario internacional, incluso en Cuba".
Finalmente, México se abstuvo de votar en contra de Cuba en Ginebra,
porque la condena por presuntas violaciones a las garantías individuales
en la isla "debe basarse en la situación real de los derechos
humanos y no en agendas políticas y particulares, con respecto a terceros
países".
Y es que, argumentó, el documento checo "negociado e introducido
es selectivo, sesgado, politizado y de doble rasero, al no tomar en cuenta, por
ejemplo, un entorno que ha conducido al aislamiento de ese país".
Por ello, y por "no tener la información completa" sobre el
caso cubano, "el gobierno mexicano decidió abstenerse de votar dicho
documento". |