Réquiem
por Kevin Costner
Tania Díaz Castro
LA HABANA, mayo - Cuando recientemente el astro del cine norteamericano
Kevin Costner visitó La Habana dejó de contar con miles de
admiradores cubanos, no porque nos haya visitado, sino por el momento que escogió
para hacerlo: se analizaba en Ginebra la situación de los derechos
humanos en Cuba.
Pero a Kevin Costner eso no le preocupaba. Su objetivo fue exhibir el filme "Trece
Días" y hacer un poco de turismo bajo el sol antillano.
Seguramente no tuvo tiempo de escuchar al cubano de a pie danzando entre
lobos, los que en verdad son pacifistas porque no se les permite tomar el arco y
la flecha para exigir sus derechos más elementales.
A Kevin Costner no le importa que al pueblo cubano se le haya limitado al máximo
esa sensación que recibe todo ser humano en una sociedad libre de poseer
algo propio como, por ejemplo, un negocio, un auto, un pequeño bote o
yate, un filme para llevar a otros países o un simple boleto de viaje
para salir y entrar de nuevo en su país.
No le importó que decenas de destacados opositores pacíficos y
periodistas independientes estén tras las rejas como delincuentes
comunes. Estrechó la mano de Fidel Castro en un encuentro amistoso y dio
la espalda a muchos admiradores cubanos que ya jamás lo mirarán
con los mismos ojos.
Su filme "Trece Días", que trata sobre la "Crisis de
Octubre" -y que fue catalogada como "puro entretenimiento" por
Roger Donaldson, quien la condujo con un presupuesto de ochenta millones de dólares-
rememora aquellos momentos en que el mundo estuvo al borde de una tercera guerra
mundial en la que, con misiles y sin ellos, con guapería o sin ella, Cuba
hubiera desaparecido del mapa.
El día que Costner pisó tierra cubana algunos amigos fanáticos
del cine me comentaron el hecho con agrado. Juan y Caridad trataron de ver la
película, pero les fue imposible porque su exhibición sólo
fue para funcionarios cubanos y críticos, cineastas e historiadores,
cuyos criterios aún ignoramos.
Al día siguiente, algunos amigos míos se preguntaron a qué
había venido a Cuba Kevin Costner. Este hombre que, según se dice,
encarna el ideal del hombre común norteamericano, profundo, sencillo,
altruista y ético.
Sin embargo, la huella que nos dejó por acá no fue la mejor, y
ya nadie me habla de él.
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