"Conocí
a Polita Grau en la prisión"
Reinaldo Cosano Alén
LA HABANA, mayo - "Conocí a Polita Grau en la prisión. A
finales de 1969. Yo tenía una amiga, reclusa como yo, entre las
'plantadas', las más intransigentes no aceptaban el plan de reeducación
de la prisión. Aunque estrictamente prohibido por el reglamento del
penal, mi amiga me embulló para que la visitara. Yo estaba en una zona
aparte porque, aunque considerada presa política, me había acogido
al plan de reeducación ya que la cuestión política no la
conocía tanto como después. Me sancionaron a un año por
salida ilegal del país".
Opositora anticastrista, miembro del Movimiento 24 de Febrero, con 66 años
de edad y mucha lucidez mental, María de los Angeles Tejedor Cáceres
al narrar sus vivencias atrapa una época histórica y sus
protagonistas.
"Burlando la vigilancia de mis carceleras, escapaba por las noches a la
sección de las "plantadas". Ninguna cerca nos separaba. Sólo
aquella rígida prohibición. No desconocía yo que traspasar
la invisible 'frontera' constituía una especie de complicidad con las
'plantadas'. De ser descubierta 'perjudicaría' mi reeducación que
no es tal, sino fingimiento de preso -no infringir el reglamento y trabajar-
para obtener ciertas mejoras carcelarias, rebaja de la sanción o la
libertad condicional.
"Polita era bajita, gordita, de carácter muy agradable. Tocaba
muy bien la guitarra, con que entretenía a las presas hastiadas de tanto
encerramiento.
"De gran magnetismo, su conversación resultaba muy dulce,
sedante. Muy desprendida hacia las demás. Muy comunicativa.
"No aparentaba haber sostenido lucha tan tenaz contra este gobierno. Ni
sentirse demasiado afligida por tantos años de condena. A veces no parecía
una presa. Era como si su cuerpo lo tuvieran preso, pero no su alma.
"Por tantas virtudes fue muy respetada, pero también por ser muy
valiente.
"Cuando en 1969 los presos políticos 'plantados' de la prisión
de La Cabaña, en La Habana, estuvieron treinta y cinco días en
huelga de hambre, fueron apoyados por las 'plantadas' de nuestra prisión,
irónicamente llamada 'América Libre'. Entre los huelguistas de La
Cabaña estuvo el comandante rebelde Hubert Matos y también un
actual vecino mío: Francisco (Pancho) Montagne Rivero, esposo de la
profesora Elsa García García, vice presidenta del Colegio de
Pedagogos Independientes de Cuba.
"Sobre una sábana blanca las 'plantadas', no sé con qué,
pintaron: '¡Pedimos solución huelga de La Cabaña!'
"Con audacia la colocaron ¡en la misma entrada de la prisión!
"Los guardianes de las garitas, junto con las carceleras, reaccionaron
de inmediato arrancándoles el cartel. A su vez, las presas les cayeron
encima a puñetazos a los custodios, que en respuesta la emprendieron a
culatazos de sus fusiles. Las golpearon en los senos, espaldas, por cualquier
parte.
"Muy atropelladas, debieron permanecer en el piso del portal de la
enfermería desde la una de la tarde hasta las siete de la noche en que
retiraron la última hacia diferentes hospitales de la ciudad. Al cabo de
los días, a medida que les daban el alta médica, las fueron
redistribuyendo por la prisión. Muy valientes".
La clara visión que ofrece María de los Angeles Tejedor Cáceres
(Mary) hace comprender perfectamente que la lucha opositora actual por los
derechos humanos en Cuba, aunque con métodos diferentes, tiene su sólido
engarce político en aquella época y en otros cubanos.
Leopoldina y su hermano Ramón (Mongo) Grau Alsina, sobrinos del ex
presidente de la República Ramón Grau San Martín, creyeron
como tantos otros cubanos que el movimiento insurreccional lidereado por Fidel
Castro desde la Sierra Maestra devolvería a Cuba sus libertades
ciudadanas y democracia conculcadas por el golpe de Estado castrense
protagonizado por Fulgencio Batista.
Pero tras el triunfo de Castro en 1959 y convencidos de la estafa política,
en un viaje de Polita a Estados Unidos en 1960, hacen contacto con Carlos Prío
Socarrás, el ex presidente derrocado por Batista, y comienzan desde esa
temprana fecha, junto a su hermano, a luchar por la expulsión de Castro
del poder realizando numerosas y fuertes acciones, que descubiertas los llevaron
a prisión. Pero donde Polita y Mongo tuvieron mayor notoriedad fue por su
participación en la llamada "Operación Peter Pan", la
que auspiciada por la Iglesia Católica e instituciones privadas e incluso
el gobierno de Estados Unidos, permitió la salida de Cuba de más
de diez mil niños y adolescentes cubanos a quienes sus padres enviaron a
Estados Unidos pensando que sería por poco tiempo y a los que luego se
unirían mayoritariamente sus progenitores.
Polita y Mongo sufrieron en carne propia los horrores de la prisión
política por el bien de otros.
Juzgada y sancionada por el tribunal Revolucionario número uno de La
Habana, por la Causa 38/65, al responder sobre su directa y destacada
participación en la "Operación Peter Pan", Leopoldina
Grau Alsina (Polita) explicó que su interés principal fue
conseguir la mayor cantidad de visas -hasta las falsificó- para salvar
del ateísmo y del comunismo a la mayor cantidad de niños.
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