Fincas con caballos y zonas verdes, resorts con piscinas y torres de
oficinas repletas de salas de operaciones son algunas de las opciones para el
disfrute de los venezolanos, a quienes el Gobierno envió a curarse en los
predios de Fidel. La población de la isla suele usar, por lo general,
centros mucho más modestos, aunque también puede acceder a los de "exportación"
La Habana. El Nacional - viernes 30 de marzo de 2001
El convenio Cuba-Venezuela ha sido uno de los tantos ejemplos de "democracia
de solidaridad" con que el régimen de Fidel Castro aprovecha los
logros de la medicina Cubana para hacerse de aliados y compensar el bloqueo de
Estados Unidos (amén del discreto desempeño de la economía
de la isla). Sus hospitales, muchas veces conectados a hoteles especialmente
diseñados para el llamado turismo de salud (que ofrecen tarifas desde 95
dólares diarios por persona), van desde núcleos especializados
como el Ciren hasta fincas para combatir adicciones y sencillos hospitales de
barrio.
Frente al Malecón, en Centro Habana, está el hospital Hermanos
Ameijeiras. Construido inicialmente para albergar un poderoso banco, fue
convertido en 1982 por la Revolución en uno de los mejores centros de
salud de Cuba, o como dice su director, Andrés Piloto, un "centro de
referencia nacional". Es una torre gris y pesada de 24 pisos; su enorme
vestíbulo, por el que entran los pacientes para consulta y el personal
administrativo, parece más de un ministerio de finanzas (hay otra entrada
para las emergencias).
Su directiva tiene los números a punto y los recita bajo un furioso
aire acondicionado y un óleo de Guayasamín: 44 especialidades médicas,
excepto pediatría y obstetricia; 950 camas, 25 quirófanos, más
de 600 médicos e igual número de enfermeras, 3.000 trabajadores,
1.500 pacientes diarios en consulta externa o ambulatoria, más de un millón
de investigaciones en laboratorio, 40 médicos extranjeros en postgrado. "Un
volumen importante de los médicos Cubanos se recicla anualmente aquí",
asegura Piloto.
El Hermanos Ameijeiras "fue concebido para dar atención médica
de alta calificación con los mejores equipos que podemos tener, y
participa en todos los ensayos del Polo Científico (el grupo de
institutos de investigación del este de La Habana) y probamos todos los
medicamentos que se producen en la isla". Las líneas estrella son
los transplantes (de corazón, hígado, riñón, córnea,
médula, pulmón, páncreas y tejidos; todos "con muy
buenos resultados"), y las cirugías: plástica y
reconstructiva.
El piso 21 está consagrado a los pacientes venezolanos, "a
quienes se les da el mismo interés que a los nacionales". Les han
llegado 43, "52,4% con pronóstico reservado, que bajó a 14%
con nuestro trabajo". A los enviados de Chávez, les han hecho 44
operaciones ambulatorias y 30 cirugías; 26 de ellas de importancia (corazón,
tumores cerebrales), y 2 trasplantes de córnea. Todo eso sin cobrarles un
céntimo, y eso que un transplante de córnea vale 7.000 dólares,
mientras que el de médula cuesta 25.000 dólares y el de corazón
70.000. "Nos sentimos muy honrados de que estén 100% satisfechos",
dice Andrés Piloto.
Los beneficiados del convenio bilateral han pasado en el Hermanos Ameijeiras
entre 16 y 18 días. No se han encontrado diagnósticos equivocados
hechos en Venezuela, como dicen varios pacientes, sino expedientes "que
hemos ampliado y enriquecido con nuestras juntas médicas. Cada historia
que ingresa al hospital es revisada por 11 comités médicos, de
epidemiólogos a anestesistas y administradores de recursos, y eso evita
las equivocaciones. Es nuestro estilo de trabajo y lo hacemos con facilidad".
No todos los centros de salud son iguales al Hermanos Ameijeiras. Los del
este de La Habana se concentran en la atención a los extranjeros (los que
pagan, o a los que van invitados por el gobierno de Castro): son abiertos y
despejados, con muchas áreas verdes -tanto como el riego lo permita- y
modernos edificios de pocas plantas. Así es el CIREN, especializado en
rehabilitación neurológica. Éstos están cerca del
Polo Científico, la zona donde están los institutos de investigación
médica y biotecnológica. A esta clase de centros también
asisten pacientes Cubanos, que por sus males requieren de asistencia específica
de acuerdo con el perfil del hospital.
Los deportistas de alto rendimiento se tratan en el Frank País,
especializado en ortopedia. La drogadicción se combate con largas
reclusiones en fincas repletas de psiquiatras, generalmente en el interior de
Cuba. La mayoría de los centros de salud, los hospitales y policlínicos
municipales son planteles desconchados y chirriantes, como corresponde a un país
pobre y además bloqueado. Así es el William Soler: de un azul
oscurecido por los años, de ventanas agujereadas y techos carcomidos,
pero sin una cola de gente adolorida aguardando a que un guardia caprichoso les
permita la entrada. Las ambulancias, donadas por países europeos, dicen
ambulance en letras azules, cuando no son viejas furgonetas rusas con minúsculas
sirenas.
(c)Copyright 2000. CA Editora El Nacional. Todos Los
Derechos Reservados |