Maní,
maní...
Pedro Crespo Jiménez, Grupo Decoro
LA HABANA, marzo - Dice mi viejo que cuando era niño, allá por
los años cincuenta, cada vez que llegaba algún pariente de la
entonces llamada provincia "cenicienta" -Pinar del Río- siempre
iban al Zoológico, el de la Avenida 26, ubicado en Nuevo Vedado. Allí
sus primos y parientes se tiraban la irremediable foto de cajón en el
parque de diversiones, o junto a las jaulas de los simios. Recorrían el
parque citadino, cada uno acompañado de uno o dos cucuruchos de maní
tostado, y su diversión consistía en lanzar los granos a las
palomas que deambulaban, seguras y confiadas por todo el parque; eran muchas,
quizá cientos. La misma escena se podía repetir en el Parque de la
Fraternidad y en otros parques habaneros.
El cacahuete o maní -este último nombre proviene de una
antigua lengua- de la familia de las leguminosas, un buen día desapareció
del horizonte habanero como desaparecieron los cientos de palomas de los
parques. Tuvieron que pasar muchos añitos para que la deliciosa "avellana
cubana" como le llamaron en la madre patria irrumpiera tenaz en la dieta
del cubano de a pie: cucuruchos, tartaletas, turroncitos ¡de jijona!,
cocalecas, tortas... y la lista de delicias preparadas a base de maní sería
inimaginable en cada barrio, en cada timbiriche, en cada vidriera de los
cuarenta y tantos barrios habaneros. Su sabor dulzón o saladito -a su
gusto- con el aceitico aparte, le entretiene los jugos gástricos cuando
el almuerzo de su centro de trabajo está indigerible.
Las palomas... bueno, las palomas parece que se convirtieron en emigrantes.
El placer de verlas y de alimentarlas en manadas lo volví a experimentar
hace cinco años en San José de Costa Rica.
Las piedras y los "kimbolos" lanzados con precisión por
algunos fiñes para ahuyentar o atraer a estos animalitos han hecho
estragos en la casa de un amigo. Las azoteas de algunos edificios están
pobladas de antenas, pero también de trampas para las palomitas. Las
piedras para ahuyentar, cazar, matar, o vaya usted a saber qué cosa con
las palomas han ido destruyendo lentamente los cristales de los vitrales de la
iglesia de Reina, vitrales que no se encuentran ya y que constituyen una
incalculablemente valiosa y magnífica obra de arte.
Sí, Papá Dios nos creó, pero la creación, en
cristiano, no ha concluido. Dicen que el universo entero se encuentra en expansión,
también la creación se encuentra en expansión, porque el
hombre es cocreador con Dios. Para eso Dios le dio la inteligencia y la
libertad, para seguir recreando el universo, cuidarlo, embellecerlo, sostenerlo,
para hacer de él el mundo que merece el hombre. Recibamos el maní
con alegría, con sus efectos paliativos, pero cuidemos lo bello que nos
rodea y devolvámosle el hogar a las palomas.
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