Destruyen el
bohío de una familia campesina en Puerto Padre
LAS TUNAS, 22 de marzo (Juan Téllez Rodríguez) - María
de los Angeles Avila Martínez, su esposo Jacinto Rojas Sánchez y
los hijos de ambos, una niña de cinco años y un varón de
ocho, residen en la calle 23 sin número en Puerto Padre, provincia de Las
Tunas. La mujer explicó que después de casada siempre ha tenido
que vivir agregada, "pues aquí es imposible tener un techo".
Los últimos cuatro meses antes de construirse el bohío esta
familia vivió en la cocina de la casa de la concuña de Avila Martínez,
señora Orlaida Suárez, en Puerto Padre.
"Nos apretamos las bocas más de lo que las teníamos y con
mucho sacrificio mi esposo fabricó este pequeño bohío donde
estamos ahora, luego de chapear un matorral en la calle 23", recuerda
Avila Martínez. "Se hizo con madera rústica, techo de guano y
por piso la tierra cubana. La salita no tiene ni techo ni paredes, es al aire
libre; la cocina sólo es un espacio de tierra, no tiene ni techo ni
paredes. Aunque la casita es primitiva me siento feliz porque al fin somos
independientes".
Por su parte, Jacinto Rojas Sánchez explicó que el 12 de marzo
último se personaron en la precaria vivienda varios inspectores de la
Dirección Municipal de la Vivienda de Puerto Padre y le comunicaron que
los iban a desalojar.
"Venían acompañados de un grupo de policías",
recuerda el hombre.
"Los inspectores destruyeron el bohío que levanté con
tanto esfuerzo, le arrancaron las vigas, las tablas y el guano del techo. Después,
echaron estos materiales en un camión", narra Rojas Sánchez.
Y continuó expresando: "Al ver que todo mi trabajo se perdió
en un instante y que nos desalojaban porque somos personas sin recursos, me subí
al camión, desafié a los inspectores y a los policías, y
bajé cada una de las partes de mi casa".
Los vecinos apoyaron a Rojas Sánchez y a su familia, también
aparecieron algunos disidentes de la zona. Los de la policía y los
inspectores no pudieron hacer más nada contra la familia.
"De nuevo armé mi rancho", exclamó el hombre, "pero
mi esposa e hijos están asustados, porque de un momento a otro nos pueden
destruir el bohío otra vez".
Rojas Sánchez dice que no va a permitir que le quiten el techo donde
cobija a su familia. "Esto no es de lujo, es un abuso querer dejarnos a la
intemperie; si quieren que no estemos aquí deberían procurarnos
una vivienda decente", agregó.
"El mundo debería fijarse más en lo que pasa en Cuba,
debería mirar al interior de nuestra sociedad para que vean los abusos
que el gobierno comete en este país", concluyó Rojas Sánchez.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente. |