Fernando Montabone. Tradición y Acción,
Montevideo Marzo de 2001.
Con frecuencia canales de TV de Montevideo transmiten pedidos de dinero para
financiar tratamientos médicos en Cuba, dando a entender que la medicina
en ese país posee un alto nivel. A ese respecto, una pregunta se impone:
más allá del mito, ¿cuál es la realidad sobre la
medicina cubana?
Me permito citar brevemente tres ejemplos para que el lector pueda juzgar
por sí mismo. Primero, el de la tan publicitada vacuna contra la
meningitis B. Un estudio del conceptuado Centro de Vigilancia Epidemiológica
(CVE) del Estado de San Pablo, Brasil, dado a conocer recientemente, recopila
datos estadísticos demoledores acumulados durante los últimos años
que muestran la ineficacia de la vacuna cubana contra la meningitis B en los niños
menores de cuatro años, los más vulnerables a esa terrible
enfermedad.
Segundo, el de la no menos publicitada terapia de transplante y regeneración
del sistema nervioso. El Dr. Manuel Aracena, del Colegio Médico de Chile,
después de un viaje a Cuba para analizar la realidad sobre ese
tratamiento, no encontró ningún paciente que presentase "mejoría
objetiva" y tampoco pudo obtener "ningún caso publicado"
que comprobase científicamente un resultado positivo.
Tercero, sobre el tratamiento de la retinitis pigmentosa, la American
Medical Association (AMA) ha alertado sobre los "catastróficos
resultados" en ese campo: los enfermos tratados "acaban peor de lo que
estaban antes de someterse al tratamiento electro-ozonante" de la medicina
cubana.
Más allá del mito paradisíaco, esta es la triste
realidad. Mucho más podría añadirse sobre los tristes
resultados de la medicina cubana. Capítulo aparte es lo relacionado con
el control psico-social de la población. Los médicos cubanos son
mitad facultativos, mitad comisarios políticos del Partido Comunista. Un
texto oficial de la especialidad de Medicina General Integral incluye un capítulo
para adiestrar al mentado "médico de familia" en la manipulación
y modificación de aquellas "actitudes no deseables" de los
desdichados pacientes, que se aparten de la anticristiana "moral socialista".
La Asociación Médica Británica ha denunciado, por su parte,
el uso indebido de la psiquiatría para castigar a los opositores con
crueles tratamientos.
Fernando Montabone
Secretario Tradición y Acción por un Uruguay Auténtico
Cristiano y Fuerte
Montevideo Marzo de 2001.- |