S.O.S. por
los parques de la capital cubana
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, marzo - El acto de descansar en un parque de Ciudad de La
Habana, o de tomar el sol o leer la prensa en uno de esos sitios está
relacionado con la cantidad de dólares de que disponga el gobierno local.
Como los fondos en moneda fuerte se reservan para los planes priorizados del
gobierno cubano, entre los cuales no se halla el mantenimiento y restauración
de las plazas públicas no vinculadas a actividades políticas, se
puede ver el deplorable estado en que se encuentran los parques habaneros,
muchos de los cuales han devenido en solares yermos.
La generalidad de los más de 800 parques de la capital están
literalmente abandonados principalmente los 300 calificados de "infantiles",
para los cuales - según fuentes gubernamentales - se necesitan
aparatos, pintura e insumos relacionados con el alumbrado eléctrico de
los mismos. Todos comercializados en dólares.
El problema ha dado origen a una infructuosa controversia entre funcionarios
y capitalinos.
Los primeros acusan a los segundos de destruir los parques y robarse cuanta
cosa pueden de los mismos.
Por su parte, los segundos se defienden con la alegación de que la
crisis existe por "el abandono oficial" y añaden que si la
gente llega al extremo de defecarse en esos lugares es por la escasez de
retretes públicos, otro servicio desatendido por el Estado que se limita
a clausurarlos por considerarlos innecesarios.
La población también se queja de la ausencia de guardaparques.
"Los bajos salarios y la falta herramientas de jardinería y limpieza
ha causado que nadie quiera desempeñarse en ese tipo de empleo",
dijo un entrevistado.
La fuente agregó: "Si a eso le sumamos que en los parques se reúnen
elementos delictivos o alcohólicos, que la gente bota desechos sólidos
de todo tipo incluso hasta restos de demoliciones constructivas y que en la
noche el lugar es inseguro por falta de alumbrado, de seguro se comprenderá
por qué es difícil encontrar guardaparques".
Los parques habaneros son parajes sin vegetación, semiderruidos,
oscuros y peligrosos, pero lo peor del problema es que no se vislumbra una acción
concreta en favor de su recuperación.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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