Por Ariel Remos
Diario Las Américas.
Marzo 19, 2001
Quien crea que en este mundo ya todo está visto, está
equivocado. La propuesta de Fidel Castro, el gran patrocinador de la guerra
subversiva en América Latina y promotor de guerras en otros continentes,
como candidato al Premio Nobel de la Paz, ha roto los límites de lo
imposible.
El cable trajo la noticia. En Oslo, el diputado de la izquierda socialista
noruega, Hallgeir Langeland, "propuso la candidatura conjunta del
presidente cubano Fidel Castro y de su pueblo para la atribución del
Premio Nobel de la Paz 2001".
Según Langeland, la democracia en el Tercer Mundo es entendida de
forma diferente. Y mostrando posiblemente m s mala fe que estulticia o
ignorancia, se pregunta: "¿Qué prefiere la gente? _El derecho
al voto o que las escuelas, la sanidad, la vivienda y la comida sean gratuitas
como en Cuba?".
El cable de la AFP se refiere a Langeland como representante de un "grupúsculo
de izquierda", al referirse al carácter controvertido de la
iniciativa. La reacción del exilio fluctúa entre el humorismo y la
indignación. Para el Dr. Luis Botifoll, prominente figura del exilio
cubano, proponentes como Langeland y quienes han decidido muchas veces el
otorgamiento de ese Premio de la Paz, "lo han desnaturalizado".
Sobre los que se han otorgado en los últimos años sobre la Paz
Mundial y la Literatura, "inclinan siempre a favorecer a los elementos de
izquierda sin tomar en cuenta los verdaderos valores". En cuanto al
proponente y "la proposición de Castro como ejemplo de paz cuando
trae una secuencia de sangre, tanto en Cuba como fuera de Cuba, me parece que es
una burla y un escarnio a lo que debe ser ese premio".
De acuerdo con el reverendo Marcos Antonio Ramos, destacadísima
figura intelectual del exilio cubano, "ninguna persona que haya promovido
guerra o algún tipo de guerrillas, tiene sentido que sea nominada para el
Premio Nobel".
Camilo Fernández, presidente de la Asociación Pro-Cuba de New
Jersey, opina que "es un absurdo. No tiene sentido. Es contraproducente e
irritante esa propuesta, cuando el dictador debía estar enjuiciado por el
Tribunal Internacional de La Haya por crímenes contra la humanidad. Es
como proponer que se le otorgue el Premio de la Paz al Diablo".
Por último, otra figura del exilio, Carlos Arboleya, dijo que "es
triste y lamentable que existan personas que todavía consideren a un
asesino y a un tirano como Castro para otorgarle el Premio Nobel de la Paz. Eso
desdice de la persona que lo propone, y todos los amantes de la libertad tienen
que sentirse asqueados de que Castro, con ese historial de abusos, de violación
de derechos humanos, de robos y asesinatos, sea propuesto para recibir un premio
que simboliza todo lo contrario. Lo que debía hacerse es una nominación
para mandarlo lo m s pronto posible al Infierno". |