No están
todos los que son, ni son todos los que están
Juan Téllez Rodríguez
LAS TUNAS, marzo - Frecuentemente escuchamos a ciertos personajes expresar: "Soy
militante del Partido Comunista de Cuba". Algunos lo dicen después
de adoptar una pose de superioridad que envidiarían los dioses del
Olimpo.
Y la superioridad es real, porque los militantes del partido gozan de
algunos privilegios respecto a sus compatriotas no afiliados a esa entidad.
Por ejemplo, pueden robar impunemente alimentos y productos de todo tipo
siempre y cuando sean fieles a los mandatos de su organización.
También hay militantes del Partido Comunista que tienen permiso para
emigrar legalmente a Estados Unidos porque se ganaron el sorteo de visas. Estos,
inexplicablemente, nunca tienen problemas para que el Ministerio del Interior
les conceda el permiso de salida o "tarjeta blanca", como popularmente
se conoce.
Hay quienes creen que este tipo de militantes-emigrantes son trepadores de
turno que en un momento dado aparentaron lo que no sentían. Otros piensan
que el asunto es más complejo y tiene que ver con infiltraciones y
operativos extraterritoriales.
En los sistemas totalitarios las personas, como sucede en el cine con los
artistas famosos, tienen su doble. Doblar es un oficio en Cuba, es el modo de
aparentar lo que no se es y vivir aparentemente tranquilo.
Dicen que para el año próximo van a realizar un censo para ver
cuántos somos, pienso que si seguimos como vamos muy pronto seremos
veinte millones de habitantes porque aquí, en el "país más
democrático del mundo", los dobles se multiplican hace más de
42 años.
Por eso se oye decir frecuentemente: "No están todos los que
son, ni son todos los que están".
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