La odisea de
las "dietas médicas" para las gestantes
Luis Alberto Rivera, APLO
SANTIAGO DE CUBA, marzo - ¡No podía creerlo! Se le negaba la
dieta médica a una embarazada. Ya una fuente me había informado
del asunto, pero me dirigí a realizar la pesquisa de rigor y lo pude
constatar.
¿La causa de la negación? Que en la historia clínica de
la mujer no constaba el informe de estomatología que certificara que la
embarazada tenía sus piezas bucales en buen estado.
Consulté a un médico de la familia. Me atendió con
cortesía, y visiblemente afectado por el asunto me expresó: "Es
así, no depende de nosotros".
"Hay quienes han parido sin haber recibido la dieta" -reveló
el galeno.
Me despedí del especialista, y él prosiguió con la
actualización de las historias clínicas de sus pacientes.
Una pregunta me acosaba mientras caminaba de regreso a la casa: ¿Por qué
se condiciona la dieta médica de las embarazadas al certificado del
Estomatólogo?
Es verdad que una sepsis bucal es peligrosa para cualquier ser humano, sin
distinción de sexo, pero ¿acaso una carie significa que debe dejar
de alimentar debidamente a la criatura que lleva en su vientre?
Algunos especialistas me explicaron que a mejor alimentación mejor
dentadura.
Es política del Ministerio de Salud Pública, y por ende del
gobierno de Cuba, que a las mujeres se les venda una dieta médica de
alimentos a partir de las 14 semanas de embarazo.
El mencionado refuerzo dietético consiste en 8 onzas de carne, dos
veces al mes, y 500 gramos de leche en polvo cada semana.
Sin embargo, un número no precisado de gestantes están
privadas de estos "beneficios" en Santiago de Cuba, porque la escasez
de productos de uso en estomatología le impide a estas mujeres tratarse y
recibir el certificado que se exige para la concesión de la dieta de
marras.
En este punto una pregunta se impone: ¿Se le debe negar a las mal
alimentadas cubanas que consuman durante el embarazo un pedacito de carne a la
quincena y su vasito de leche de vez en cuando porque su historia clínica
está incompleta?
Antes de adoptar medidas como ésta hay que completar muchas
cuestiones. Por ejemplo, que los policlínicos siempre dispongan de los
materiales y equipos necesarios para un correcto servicio de estomatología
o que las gestantes no tengan que depender de una insuficiente dieta médica
para alimentarse un poco más, sino que los alimentos se puedan comprar
sin racionamientos de ningún tipo y a precios accesibles para el
trabajador promedio, ¡ah!, y en pesos, no en dólares.
Pero lo principal, lo que falta en este asunto de las dietas de las
gestantes es, precisamente, lo tanto se vocifera en los discursos oficiales:
humanidad.
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