Profanaron
las rosas
Milagros Beatón, APLO
SANTIAGO DE CUBA, marzo - La policía política cubana considera
peligroso, muy peligroso, que algunas personas echen flores al mar.
El pasado 24 de febrero, para rememorar la efemérides de los cuatro
integrantes de Hermanos al Rescate que murieron un día como ése de
1996 cuando derribaron las avionetas donde viajaban en aguas internacionales, mi
esposo José Angel Soler y yo decidimos echar unas flores al mar, donde
los cuerpos pulverizados de Armando, Carlos, Mario y Pablo cayeron víctimas
del ataque de aviones de guerra del gobierno cubano.
Cuando llegamos a la bahía de Santiago de Cuba todo parecía
normal, pero estábamos seguros que oficiales de la Seguridad del Estado
disfrazados de civil acechaban por el lugar, para impedir cualquier acto como el
que ibamos a realizar.
Felizmente, logramos burlar el operativo y lanzamos con delicadeza las rosas
al mar, en señal de amor para esos compatriotas, esos hermanos nobles y
valientes cuyos espíritus yacerán eternamente en el mar del norte
de Cuba, en el mismo mar donde ellos salvaron centenares de vidas que huían
de este régimen político.
Al salir del lugar, los de la policía política advirtieron
nuestra presencia. Un oficial desconcertado e inseguro nos siguió a pasos
rápidos mientras hacia señas a otro, que nos miró
autoritariamente mientras movía la cabeza de un lado a otro como si se
quejara "lo hicieron, lo hicieron".
Mi esposo y yo nos alejamos del lugar con el convencimiento de quien sabe
que hizo lo correcto. También sabíamos que las flores durarían
muy poco tiempo flotando en el mar, porque para eso estaban allí los de
la Seguridad del Estado. Su misión en defensa de la seguridad del Estado
Socialista consistía en desaparecer todas las flores que ese día
fueran echadas en la bahía santiaguera.
¿Tendrán miedo hasta de las flores?
Creo que sí, por eso profanaron las rosas cuyo significado de amor
resulta destructivo para la seguridad de cualquier dictadura.
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