¿Suerte
o coincidencia?
Pedro Crespo, Grupo Decoro
LA HABANA, febrero - Expresa el decir popular, y no sin razón, que "la
suerte es loca y a cualquiera le toca". Y para quien lo dude le invito a
leer lo que sigue. Mi hermano Raúl acaba de cumplir 27, se casó un
27 y, por supuesto, el día 27 comenzó su vida laboral. Si fuera
jugador es obvio a qué número apostaría.
Hablando de suerte o de coincidencias, me cuenta un confidente anónimo
de la suerte de Pancho. Resulta que Pancho siempre ha sido un fanático
del fútbol y, durante muchos años alimentó esta pasión
con una revista de su deporte favorito que su madre, con mucho esfuerzo y
dedicación, le ayudaba a adquirir. En ella encontró un día
la dirección de un peninsular que deseaba contactar con otros de igual
gusto deportivo, y así empezó una larga amistad a través de
la correspondencia.
Pasaron los años, y un buen día recibió una llamada
telefónica que le anunciaba la llegada sorpresiva del amigo peninsular.
"¿Qué necesitas?", le preguntaron del otro lado de la
línea, con el acento de Cervantes. A Panchito ni por asomo le cruzó
por la cabeza que estaba sin zapatos y que él y su familia estaban "esmeraos".
Humilde y sencillo, le contestó: "¡Nada, nada!
Dicen que los "Pepes" llegaron -a diferencia de Colón y sus
acompañantes- explorando el terreno, y sin una sola baratija. Me cuentan
que hasta las prendas ocultaron.
Pero, al cabo de dos días, cuando se convencieron de la honestidad de
Pancho y su familia, de su sencillez, de los valores y principios que aquel
humilde hogar cultivaba -los "gallegos" van aprendiendo- comenzaron a "tirarles
un cabo". Nada, que les llegó la suerte según muchos.
Lo que más le fascina a Pancho no son las zapatillas, la ropa y todas
las cosas que le deja cada vez que viene su amigo peninsular ni los alivios económicos
que le propicia éste. Pancho sólo se siente orgulloso de su
uniforme del Real Madrid y de la pelota de fútbol de este equipo que
guarda dentro de una bolsa de nylon.
En estos tiempos de incertidumbre y de miedos, de perplejidad y soledad, la
gracia no es loca y a todos nos puede llegar.
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