En mi casa
mando yo
Ramón Díaz-Marzo
LA HABANA, junio - Vivo en una ventilada habitación de la tropical
Habana Vieja sin seres humanos a mi lado que contradigan mis opiniones. Mi casa
es un gobierno, una nación, un imperio.
Los únicos seres que forman parte del imperio de mi soledad son las
cucarachas, los mosquitos y las hormigas, que son mi pueblo que me ama. Aunque
en ocasiones debo luchar contra guayabitos infiltrados con intenciones
terroristas.
En mi imperio, mis únicos aliados reales son los libros sumisos,
obedientes, silenciosos. Cuando alguno contradice mi opinión lo encierro
en la cárcel del librero.
En tiempos remotos fui capaz de soportar la democracia de enamorarme y
compartir mi soberanía con otros seres humanos. Fue mi etapa de aprendiz.
Ahora soy feliz. Me siento realizado desde que descubrí que el más
grande placer de una existencia es ser dictador.
El hormiguero de mi pueblo ni siquiera teme cuando camino dentro de la
habitación y los aplasto con mis zapatos. Son felices con el sufrimiento
que les he construido.
De mis súbditos, sólo me cuido de los mosquitos. Tienen vida
corta, pero mientras viven cobran mucha sangre por las informaciones importantes
que me susurran al oído.
Yo he decretado clasificar a mi población mediante censo. Ninguno ha
sido olvidado. A todos les he otorgado un número.
Rodeado de mis fieles cucarachas he alcanzado la plenitud del poder. A ellas
también las aplasto de vez en cuando, como me resulta inevitable hacerlo
con las hormigas. La diferencia consiste en que las cucarachas sí sufren.
Las muy estúpidas, con el tiempo me toman cariño. Pero yo soy un
dictador. Sólo me quiero a mí mismo. Y a veces, aunque me son
fieles, me enfurezco sin motivo alguno y las hago reventar con la suela de mis
zapatos. El sonido que hacen cuando explotan me causa placer.
Mi único y verdadero enemigo es el sol. A ése sí que le
temo, pues jamás he doblado el lomo. Toda mi vida he vivido de la muela,
que es el único placer y poder con que cuento para controlar a los
insectos sin salir de mi habitación.
No sé si con esta breve descripción de mí mismo he
logrado demostrar que en mi casa mando yo.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|