En Cuba no
hay libertad de cultos ni de religión
Juan Carlos Garcell, APLO
HOLGUIN, junio - Los Testigos de Jehová han sido acosados por las
autoridades cubanas desde 1959. Aunque en la actualidad hay ciertas
flexibilidades con estos creyentes, los hostigamientos en su contra no se han
detenido. Son maltratados por profesar su fe.
Juan José Montero Ramírez reside en calle 6ta. #14, reparto
Vista Alegre, en Moa, provincia de Holguín, y narró a la Agencia
de Prensa Libre Oriental la difícil situación que él y sus
hermanos de fe tienen que enfrentar a consecuencia de su creencia religiosa.
"No nos permiten construir un templo, tenemos que congregarnos en casas
particulares, pero para ello tenemos que contar con la autorización del
gobierno. Entonces levantamos el templo en el patio de alguna de estas viviendas
y tenemos de desarmarlo en la hora que nos indiquen las autoridades, ni un
minuto más. Es como si fuéramos parte de un circo", expresó
la fuente.
Montero explicó que cuando tienen congregación a nivel de
distrito se reúnen en varios lugares al unísono porque el gobierno
les prohíbe que congreguen a más de 200 personas en un mismo
sitio.
"En mi caso, por ejemplo, fui echado en 1999 del empleo que tenía
en la fábrica de níquel 'Pedro Soto Alba', donde me desempeñaba
como técnico de mantenimiento de equipos eléctricos porque, según
la dirección de esa empresa, mis ideas son peligrosas. El asunto es que
yo no infiero en política. Además, cada vez que ocurría una
avería en esa industria me interrogaba un oficial de la Seguridad del
Estado al que llamaban 'El Mellizo'. Nuestra única arma es la Biblia",
dijo Montero.
A Montero después le ofrecieron empleo como custodio a sabiendas de
que por sus creencias no puede portar armas, y para esa plaza debía
vigilar con un revólver a la cintura.
"Como no acepté ese trabajo me amenazaron con darme baja de la
agencia empleadora. Sin embargo, ese mismo año me reubicaron en una
llamada Brigada Socialista. El primer tropiezo lo tuve en febrero de 2000 cuando
me negué a firmar el Juramento de Baraguá. Yo les expliqué
que sólo debo rendir culto a Jehová, que a mí no me
interesan esos asuntos. En mayo los jefes y algunos obreros se quejaron de mi
actitud no comprometida con el gobierno y su doctrina. Entre otras cosas me
acusaron de no comprar en un peso una revista dedicada al caso del niño
Elián González Brotons. Esto bastó para que otra vez me
echaran a la calle", recuerda Montero.
El hombre se queja de que en la actualidad está sin empleo porque lo
han calificado de "no confiable".
"Ahora, hasta el presidente del comité de defensa de la revolución
'José Antonio Ortiz' me vigila y hostiga. Lo único que hago es
compartir con mis semejantes la alegría de tener a Jehová en mi
vida. Por eso afirmo que en Cuba no hay libertad de cultos ni de religión",
concluyó Montero.
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