"Patraña"
y desmayo
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, junio - La última "patraña" del
imperialismo es la "colosal injusticia" que cometió una corte
federal en Miami al culpar del delito de espionaje a cinco "patriotas"
cubanos.
Todos los medios de comunicación de la isla están
desarrollando una gran campaña propagandística alrededor del
hecho. El propio Fidel Castro está al frente de este nuevo impulso a "la
batalla de ideas".
La piedra angular en esta nueva cruzada es que los cinco "patriotas"
son inocentes porque estaban en Estados Unidos para espiar las actividades de la
"mafia cubano-americana" y no al gobierno de ese país.
Evidentemente, ésta es una manera muy sorprendente de razonar y creo
que el mensaje está, más que todo, dirigido a los espías y
colaboradores que quedan dentro del territorio estadounidense. Las condenas
impuestas son fuertes y pueden disuadir a los que queden espiando de continuar
con su labor: no existe ningún indicio de que el régimen político
de Estados Unidos se vaya a terminar, por lo tanto la posibilidad de salir
pronto de la cárcel es casi nula. El "volverán" de Fidel
Castro está lejano.
No obstante, aceptando incluso de que los "patriotas" estén
en Estados Unidos para frustrar los actos agresivos de la contrarrevolución
asentada en Miami, esa belicosidad no ha surgido de la nada. El régimen
de Cuba es de extrema izquierda que ha mantenido durante más de cuarenta
años una política ultra radical. En su haber tiene innumerables
fusilados por motivos políticos, miles y miles de presos por la misma
cuestión y, de una u otra forma, obligó a más de un millón
de ciudadanos a salir de su tierra.
Y aún hoy grita a los cuatro vientos que no hay posibilidad de
transformaciones políticas y que sólo los comunistas permanecerán
en el poder, y esto es mientras la nación sufre todo tipo de penurias y
la inmensa mayoría de sus hijos se encuentran imposibilitados de ayudar a
encontrar soluciones a los problemas del país.
Aceptemos también -continuamos aceptando- que hay que vigilar a la
parte del exilio de línea dura para prevenir y neutralizar sus acciones,
pero ¿por qué hay que tratar de destruir a la oposición pacífica
interna? ¿Por qué a los grupos u organizaciones que la integran hay
que introducirles también "patriotas" para desestabilizarlos,
difamarlos e incluso evitar que sus integrantes depositen una ofrenda floral
ante el busto de un prócer? ¿Por qué se trata de encarcelar a
los disidentes utilizando cualquier tipo de justificación, como en los
casos de Vladimiro Roca y Oscar Elías Biscet?
La pueril justificación del régimen no ha ganado las calles.
No se escucha a nadie, lo digo con toda sinceridad, dar muestra de haber sido
captado por esa campaña propagandística. Lo único que se
escucha repetir es: "Qué te parece, no son espías, son
patriotas".
Lo que sí ha ocasionado comentarios públicos de varios tipos
es el desfallecimiento, a causa "del calor", del "líder máximo",
del "invencible comandante", en la tribuna abierta del sábado
24 en la barriada del Cotorro. He aquí algunas de ellas.
- Se desmayó como cualquier viejito en el camello
- ¡Con lo bien que se alimenta ese hombre!
- Pero, si Fidel tiene los mejores médicos y las mejores medicinas, ¿cómo
le pudo pasar eso?
- Se asustaron.
- No sé por qué Felipito (se refieren al canciller Felipe Pérez
Roque) tuvo que coger el micrófono si allí estaban Almeida (Juan)
y Ramiro (Valdés).
- Parece que esto se está acabando.
No cabe dudas, el caso de los espías va a continuar un tiempo más
en la palestra oficialista, pero no va a convencer a nadie de las virtudes de
ese tipo de actividades.
El sentir de la población anda por otros derroteros: los comentarios
sobre el desmayo de Castro (que parece no ser una nueva "patraña"
del imperialismo) son una muestra de ello.
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