En serio
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, junio - FIDEL: - ¿Es Chávez?
CHAVEZ: - Sí, comandante, soy yo.
FIDEL: - Hugo, te llamé porque tú sabes que yo siempre quiero
estar al tanto de las cosas de Venezuela. Dime, ¿cómo está
eso por allá?
CHAVEZ: - Comandante, a pesar de todo, esto está bien. Yo estoy en mi
tarea principal: BOLIVARiando al pueblo. Y tú, ¿qué haces?
FIDEL: - Yo, en lo que siempre he estado haciendo: MARTIrizando al pueblo.
Este es uno de los últimos chistes que, a contrapelo de las tribunas
Abiertas, Mesas Redondas, consignas y discursos políticos de los jerarcas
del régimen de las Batallas de Ideas, recorre las calles de La Habana por
estos días.
Goethe decía que se podía perder muchas cosas importantes y aún
continuar en la batalla de la vida, pero que si se perdía el estado de ánimo
se perdía todo. Por su parte, el escritor Benjamín Jarnés
aseguraba que "el humor es la sal del mundo".
Puede que estos dos hombres tuvieran la razón en su manera filosófica
de enfrentar los avatares de la vida, aunque hubiera sido interesante conocer
los puntos de vista de ellos acerca del tema cubano si les hubiera tocado vivir
décadas bajo el comunismo ortodoxo.
Por eso no sé -si usted lo sabe, estimado lector, dígalo por
favor- si ha sido bueno que los cubanos tengamos tan desarrollado el sentido del
humor. Opino que tener tanta "sal" -tremenda salación es lo que
tenemos- no ha sido bueno para la salud política y civilista de la nación.
Tirarlo todo, o casi todo a chacota ha servido para mantener una llamita,
pero no ha ayudado a soplar fuerte para prender la hoguera.
Se dice que Cuba tiene, entre otros males, un alto índice de
suicidios y también de alcoholismo, no obstante los chistes callejeros
contra el régimen ni siquiera han servido para frenar esas estadísticas.
Hace como veinte años, por ahí tengo el diploma (esto siempre
ha estado lleno de diplomas, medallas, eufemismos y clichés), unos
libretos míos fueron seleccionados en el concurso humorístico "Marcos
Behemaras" y ya no soy capaz, aunque todavía río de muchas
cosas, de elaborar un chiste. ¿Es que estoy amargado? No, es que estoy en
Cuba, observo lo que sucede, y la quiero.
Creo que los chistes callejeros contra el régimen son buenos, y
pudieran ser superlativamente buenos si se pudieran publicar como se hizo, por
ejemplo, durante los tiempos "terribles" del general Batista en los
medios de prensa -nada más que pensar en esto es una broma pesada- pero,
aunque el humor es algo muy serio, sería trascendental que dejáramos
de ser "serios" y nos percatáramos de que el guión rojo
lo siguen escribiendo las mismas gentes y eso no termina a golpes de buen humor.
No estamos observando una comedia. Vivimos una tragedia. Y eso es más
que decir que "le zumba la berenjena" o "manda cuero" o que "al
barba no se le puede crucificar porque se corre el peligro de que resucite al
tercer día", a esto "le traquetea los mameyes".
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