La película
que tampoco es documental
Ramón Díaz-Marzo
LA HABANA, junio - Hacer películas o escribir libros excelentes es un
hecho extraordinario, lo contrario sería que todos los seres humanos se
convirtieran en hacedores de películas y novelas.
Me han dicho que Mr. Willian Schnabel es uno de los grandes pintores de
Norteamérica; le sugiero, pues, que continúe pintando sus exitosos
cuadros. Pues ayer 27 de mayo cuando un amigo me invitó aquí en La
Habana (hambrienta de información) a presenciar Before the Night Falls (y
confieso que fui a la cita fílmica con la mejor intención), al
principio todo era perfecto: "Reinaldo-Niño desnudo surgiendo a la
vida desde el interior de una sepultura". Pero en los siguientes minutos
la película comenzó a descomponerse en el suelo de mi entusiasmo.
La familia de Reinaldo que presentan es la repetitiva "visión"
que tiene Norteamérica del campesinado latinoamericano. Aprovecho pues,
este momento, para decir que esa "visión" nada tiene que ver
con el campesino cubano.
Mr. Schnabel quiso abarcar demasiado. Quiso contar la historia de un
escritor y la historia de un país único en su proceso histórico,
a un mismo tiempo. Resultado: la película parece un documental donde la
carga descansa en una intención plástica que logra algunos
aciertos. Pero si utilizamos el postulado del iceberg de Hemingway los huecos
son evidentes. Quien o quienes armaron el muñeco de la película
nada saben cómo ha sido el complejo proceso de la Cuba de Fidel Castro.
El discurso fílmico de la historia de Reinaldo Arenas no pecó
por su fragmentación, "como el vaso de cristal que estalla al final
de su vida", sino porque el hilo conductor del filme no supo recoger las
astillas de vidrio que fue la vida de Reinaldo para intentar, siquiera un poco,
reconstruir el vaso símbolo.
Son muchas las películas de alto vuelo dedicadas a la vida de
escritores y artistas cuyo resultado ha sido exitoso. Pero lo que fracasa en
Before the Night Falls es que no se trata de la vida de un escritor, sino de la
interpretación plástica de un pintor. Lo que me demuestra que la
urdimbre compleja que ha significado para los escritores cubanos vivir bajo la
tutela del Estado policiaco solamente podrá darla un director cubano
cuando llegue el día que desaparezca la amenaza del DSE.
"Antes que anochezca", del desaparecido escritor cubano Reinaldo
Arenas, es un gran libro. Y los grandes libros siempre se han resistido a ser
transbordados a otros soportes estéticos. Casi siempre los guionistas
fracasan cuando intentan convertir magníficas historias literarias en
guiones de cine. Mientras que novelas y libros mediocres, cuando se los
transforma en películas, se convierten en obras maestras del cine.
Supongo que un director de cine siempre prefiere su guión exclusivo,
especialmente si es el propio director quien lo escribe. Y cuando se trata de un
director que luego de leer una obra literaria se ha sentido compulsado a
convertirla en película, un buen negocio es ajustarse lo más
posible a lo que el autor literario nos hizo sentir con sus palabras.
Es evidente que el pintor Mr. Willian Schnabel creyó que con tres o
cuatro brochazos de imágenes interesantes podía construir una película.
Y desde ahora les aseguro que Before the Night Falls ni siquiera califica como
mala película.
El trabajo actoral de Javier Bardem es bueno y si no llegó a la
excelencia es culpa de la dirección artística, que me recordó
el mal cine latinoamericano.
Mientras estuve viendo este largometraje, en un solar de mala muerte en el
empobrecido barrio de Jesús María, vislumbré a un Javier
Bardem que, como el Coloso de Rodas, trataba de sostener el caos de esta película.
Pues aunque es cierto que la vida de Reinaldo Arenas fue un caos alucinante, en
el mundo del arte, si hay talento, los caos y las alucinaciones son
organizables. De manera que si los 125 minutos de Before the Night Falls han
sido un desacierto no es responsabilidad de Javier Bardem, a quien mantuvieron
casi todo el tiempo hablando en off y apenas le permitieron, como actor, darnos
el mundo interior de Reinaldo Arenas Fuentes.
Hollywood siempre ha tenido un modo clásico de contarnos historias de
seres humanos relevantes, y es un modo que aún no se agota. En la
actualidad hay un cine europeo (Dinamarca, Holanda) que en estos momentos nada
tiene de convencional, y es bueno. De manera que cualquier otra forma de contar
una historia, especialmente si se trata de una autobiografía, será
cualquier otra forma de arte, pero no podrá sumarse a la lista del buen
cine de todos los tiempos.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|