Dénme
una palanca y... resolveré el ingreso a un asilo para un viejecito
Fara Armenteros, UPECI
LA HABANA, junio - Sin "palanca" (amistad o relaciones que ocupen
puestos importantes, si son políticos mejor) es casi imposible que un
anciano cubano pueda ingresar en los asilos pertenecientes al Ministerio de
Salud Pública.
A pesar que el servicio de salud es considerado un logro de la Revolución
por los voceros del gobierno, los asilos para ingresar a personas mayores son
escasos.
Además, la situación de nuestros ancianos se agrava desde que
los médicos de la familia ya no realizan los llamados "terrenos",
visitas periódicas a los viejitos y enfermos que no pueden desplazarse
hasta el consultorio.
Recientemente el señor Jorge Santacana, vecino del municipio Diez de
Octubre de esta capital, dirigió una carta al ministro de Salud Pública
donde le expone que hace tres años solicitó el ingreso de su madre
en uno de esos centros y hasta el momento nada se ha solucionado.
La trabajadora social del policlínico Pasteur, ubicado en La Víbora,
abrió el expediente del caso, y lo envió a la Dirección
Municipal de Salud Pública de Diez de Octubre. Pasados dos meses el caso
fue evaluado y remitido a la Dirección Provincial de Salud de Ciudad de
La Habana para que esa entidad otorgara el asilo, recordó Santacana.
"Como pasaron dos años y no recibía respuesta, comencé
a indagar y para mi sorpresa en todos los registros de estas oficinas de Salud Pública
aparecía reflejado que a mi madre le habían otorgado el ingreso en
el hogar de ancianos o asilo", asegura Santacana.
El hombre agregó: "En el libro de control de la Dirección
Provincial de Salud Pública aparece un garabato, una firma ilegible que
impide conocer la identidad de la persona beneficiada a nombre de mi madre".
Según Santacana, ahora se ve obligado a comenzar nuevamente los trámites
de rigor a pesar de que el director municipal de Salud Pública y las
trabajadoras sociales le comunicaron que el expediente de su madre será "priorizado".
La opinión popular es que el asilo es otorgado cuando el viejo
fallece, al parecer para poder hacer los rejuegos necesarios para ingresar a las
amistades de los que están a cargo del asunto o para lucrar con la venta
de las plazas en los hogares de ancianos.
Entretanto: el asunto de los asilos indica que hay corrupción, y que
sin una buena "palanca" es casi imposible ingresar a un viejecito en
una de esas instalaciones del Ministerio de Salud Pública.
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